Un superávit que nos ahoga

El Ayuntamiento de Almería tuvo un superávit de veinticinco millones de euros durante 2013. 

La cifra, que resulta llamativa y obscena a partes iguales, pone de manifiesto dos cosas: o bien en su día los responsables municipales no hicieron las cuentas como debían -con una descomunal desviación en las previsiones entre los ingresos y los gastos - o la gestión que se ha realizado de los presupuestos ha atendido a criterios más propios de la banca que a las necesidades de la ciudad y de sus ciudadanos.

Llama poderosamente la atención que en estos tiempos que corren a alguien le pueda sobrar dinero del presupuesto anterior de esa manera, que lo reconozca y que espere el aplauso general por haber acumulado una cantidad tan elevada de recursos económicos que no fueron gastados en su momento.  

Mientras que el Ayuntamiento ha estado engordando su superávit, sin que sepamos muy bien porqué, muchos almerienses la han pasado ‘caninas’ como consecuencia de la imposibilidad de encontrar trabajo en una ciudad en la que sus responsables municipales parecen completamente ajenos a esta brutal realidad. De los casi 80 mil parados que están inscritos en las oficinas públicas de empleo, 26.248 residen en la capital. 

El dato lo traigo aquí porque debe de haber pasado desapercibido para el alcalde y los concejales de su equipo de gobierno que, al igual que el ministro Cristóbal Montoro, se desenvuelven bien en las macro cifras pero pasan muy por encima de cuestiones tan mundanas como que todas esas personas paradas tienen que comer todos los días, pagar la hipoteca, la luz, el agua y todo lo demás. 

Parece claro, por lo tanto, el destino que le podría dar el Ayuntamiento al remanente de las cuentas del ejercicio anterior. El alcalde tiene, a la vista de sus propias cuentas, la obligación ineludible de destinar ese dinero a crear empleo en una de las capitales de provincia más castigadas por el paro.