La ONU vuelve a advertirnos en su último informe de las gravísimas consecuencias del calentamiento global de nuestro planeta. Si no somos capaces de remediarlo, el aumento de unos 4ºC de media en 2100, provocará derretimiento de glaciares, el aumento del nivel del mar pondrá en peligro poblaciones costeras y la situación se agravará al aumentar la acidez de las aguas con la consiguiente desaparición de numerosas especies.
En tierra firme las consecuencias serán similares. Migrarán numerosas especies animales y vegetales hacia los polos; las cosechas de cereales podrán verse mermadas en un 25%, justo en un momento en el que la demanda de alimentos será aún mayor debido al aumento poblacional; y padeceremos con mayor frecuencia e intensidad catástrofes climáticas tales como inundaciones y sequías. Nos enfrentaremos a un incremento de la mortalidad de nuestras poblaciones relacionada con el exceso de calor.
Es dentro de este alarmante contexto donde, una vez más, todos los almerienses nos sentimos especialmente orgullosos de la labor de nuestra agricultura intensiva gracias, en esta ocasión, a nuestro ancestral conocimiento de las virtudes del “blanqueo” de nuestras viviendas, que ya aplicábamos desde tiempos inmemoriales. Esta particular técnica de control climático, extendida a todos nuestros invernaderos, consigue un elevado nivel de reflectancia de los rayos solares (efecto albedo), lo que supone que nuestras temperaturas no sólo no hayan aumentado en los últimos 30 años, sino que además muestran una clara tendencia al enfriamiento de la zona, que podría oscilar entre los 0.4ºC y los 1.3ºC en los días más calurosos.
El científico almeriense Pablo Campra lo ha demostrado a nivel mundial aplicando su conocimiento a un complejo simulador climático, mediante potentes computadoras del Departamento de Energía de los Estados Unidos (Universidad de Berkeley, California).
Tan grande ha sido el interés despertado en este país por nuestras demostraciones, que el gobierno de Obama ha abierto toda una línea de investigación frente al cambio climático basada en ellas. Steven Chu, ministro de Energía de EEUU y premio Nobel de Física en 1997, apostó en una reciente conferencia en Londres por el “blanqueo” de tejados y superficies planas como carreteras. A estas alturas, que a nadie le extrañe que en los rascacielos de la ‘gran manzana’ pronto se pueda leer, como en nuestros invernaderos, aquello de “se blanquea”.
Como dijo Goethe, “Lo que importa más nunca debe estar a merced de lo que importa menos”, para nosotros lo que importa más sin duda, es nuestra querida Tierra y en ello seguiremos trabajando.
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