No dejaba de ser sorprendente las distintas sedes que se abrían en la capital y donde se ofrecían a los trabajadores los cursos de formación ahora en cuestión. Edificios nobles a los que se les alquilaban sus mejores salones, otros no tan nobles que se alquilaban completos. La Cámara de Cuentas andaluza y la policía pone en evidencia a un gobierno y a unos perceptores de unas ayudas, y si la historia ha comenzado en Málaga, algunas voces han adelantado que Almería es una de las provincias donde más casos se han producido. Casos que no deja de ser una práctica de corrupción. Algunos dirían que no deja de ser una forma de robar el dinero público, ese que no tiene dueño. Deben pensar que si algo no tiene dueño, no hay delito en su mal uso y hasta en su distracción. Y hay que reconocer que en estas diecisiete Españas en que nos hemos convertido lo de distraer dinero del contribuyente se ha convertido en el gran deporte nacional. Y algunos lo practican mejor que el gran Iniesta.
Vamos a esperar a que la justicia diga la última palabra. Cierto es. Vamos a esperar. ¿Cuánto? A los políticos cuando los pillan sólo quieren esperar a la justicia, y a ser posible que llegue al supremo. ¿Qué les pasa a los padres de la patria con el supremo que parecen quererlo tanto? No son buenos aromas los que desprenden esos amores. Y seguro que no les va a temblar las manos a los partidos políticos a la hora de tomar medidas contra los corruptos. ¿Está usted seguro? Eso dicen. El PSOE de Almería así lo ha pregonado y los altavoces públicos lo han recogido. Al igual que se ha pregonado la tranquilidad de los sindicatos y de los empresarios ante el evento descubierto por la Cámara de Cuentas y la policía. Se entiende, según ellos, que los sindicatos y la patronal lo han hecho de maravilla. La Cámara de Cuentas se está inventando lo que no deja de ser una afrenta al buen trabajo realizado por ellos en lo tocante a los cursos de formación y la investigación de la policía un desastre. Está claro, los buenos y honrados son ellos: Asempal, UGT ..., los malos y levantadores de infamias la Cámara y la policía. “A esta España no la va a conocer ni la madre que la parió”, dijo un político, y camino llevamos de que así sea. Los ladrones somos gente honrada, que dijo Jardiel Poncela. Y los de éste país así se sienten.
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