Aquí nos conocemos todos

Jose Fernández
01:00 • 02 may. 2014

Puede que haya organizaciones, gurús de la política, coaliciones y asambleas que consideren que la originalidad es peligrosa o que, cuando menos, está sobrevalorada. Respeto su criterio pero permítanme que desde la modestia de este rincón haga una defensa convencida de las ventajas de la innovación en cuanto a las estrategias de comunicación. En Almería, una de las circunstancias que domina el ambiente es la percepción (en muchos casos confirmada por la certeza irrebatible) de que la dimensión reducida del entorno provoca forzosamente la familiaridad. Es decir, que aquí nos conocemos todos. Y eso no es ni bueno ni malo: es lo que es, y punto. 


Por eso me atrevo a recomendar a los grupos municipales de oposición un giro, un cambio o una perspectiva nueva en cuanto a la guarnición de coros y danzas con la que se trufan en la inminencia electoral. Siempre que se aproximan unas elecciones, eclosiona en torno a los grupos locales de izquierda un ecosistema reivindicativo compuesto por plataformas vecinales, grupos de reflexión, colectivos artísticos o –un clásico que nunca falla- el sedicente y globalmente modesto “mundo de la cultura”. Y como hay gente que se deslumbra rápidamente ante cualquier coreografía, se acaba otorgando carta de naturaleza social, política e informativa a cualquiera –pero a cualquiera- que sea capaz de pancartizarse más o menos bien. Y no sólo eso. Ante la fascinación de este “chorus line” muchos olvidan las habituales preguntas básicas del quién, cómo, qué, cuándo y dónde nacen estas plataformas, quiénes las componen y qué les mueve a actuar en unos sitios sí y en otros no. Tiene gracia que los que más hablan de innovación, de I+D+i y de nuevas tecnologías, acaben recurriendo al pifostio vecinal de toda la vida como fórmula de generar interés informativo. Tomen nota, porque se espera mucho más de ustedes. 







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