El Gobierno central ya únicamente le proporciona cuidados paliativos a las obras del AVE. Sin novedades en la licitación de nuevos tramos, alarga su lenta agonía tapiando las bocas de los túneles que ya se habían ejecutado ante la mirada atónita de los almerienses.
Más allá de las excusas que se quieran poner, la medida se revela como el signo inequívoco del tiempo que habrá que esperar para que se reanuden las obras.
La noticia, de la que estuvimos hablando ya por aquí hace un mes, ha saltado ahora a los medios nacionales envuelta en la polémica del dinero gastado sin que exista un compromiso para su finalización por parte del Gobierno.
A pesar de que los Presupuestos Generales del Estado contemplan este año 100 millones de euros para obras en Almería, la realidad es que los únicos trabajos realizados son el vallado o tapiado de esas galerías.
En ese contexto, el animador de todas las fiestas, el diputado del Partido Popular, Rafael Hernando, no ha querido dejar escapar la oportunidad de desbarrar una vez más al concluir que la obra ejecutada "no lleva a ninguna parte y está en mitad del campo”. Caramba, cuesta creer que haya llegado a esa conclusión él solo.
Hernando, además, sigue empeñándose en hacer comulgar a los almerienses con ruedas de molino. Insistir en que si el dinero empleado en Almería se hubiese destinado a Murcia ya habría llegado el AVE a esa ciudad y que, por consiguiente, los almerienses veríamos más próxima nuestra conexión con la Alta Velocidad, es un argumento tan peregrino como desatinado. De una indolencia impropia de un representante de la provincia.
Malo es que este diputado del Partido Popular no defienda como debe los intereses de los almerienses, de los que le votaron y de los que no lo hicieron, pero es aún mucho peor que anime a los murcianos a sucumbir a la melancolía pensando que sus obras ya estarían listas si no fuese por la mala cabeza de los almerienses.
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