Apuntaba aquí mismo, nada más conocerse la designación de Arias Cañete como candidato del PP a las europeas, que las intervenciones públicas del exministro de Agricultura iban a dar para todo tipo de chascarrillos durante la campaña. Debo de reconocer, en todo caso, que en ese momento nadie podía sospechar que iba a llegar tan lejos.
Machista Tras el debate electoral con la socialista Elena Valenciano, al cabeza de lista del PP no se le ocurrió otra cosa que excusar su mediocre exposición en el cara a cara televisivo argumentando que debatir con una mujer es difícil porque “si abusas de superioridad intelectual, pareces un machista con una mujer indefensa”.
Arias Cañete, que había perdido el debate a ojos de una gran mayoría de telespectadores, perdió de esta manera también el post debate con una sentencia, se mire como se mire, de tintes machistas impropia no ya de un político sino de cualquier persona que viva en este siglo.
Este tipo de reflexiones no son, sin embargo, un hecho aislado en la trayectoria política de la persona que pretende representar a los españoles en el Parlamento Europeo. En las hemerotecas se conserva otro monumental desacierto del exministro: “el regadío hay que utilizarlo como a las mujeres, con mucho cuidado, que le pueden perder a uno”.
No contentos con la metedura de pata de su candidato, desde las filas del PP se siguieron alimentando los comentarios clasistas. La presidenta de esta formación política en Asturias, Mercedes Fernández, tildaba en las redes sociales de "telefonista de Ferraz" a Elena Valenciano, incidiendo en su condición de mujer para intentar desprestigiar, de esta manera, a la candidata del PSOE.
Todo este capítulo despropósitos, lo cerró el propio Cañete con otra de sus delirantes frases: “No creo que haya tenido un resultado de 10- refiriéndose al debate-, pero anoche no era yo. Si soy yo mismo, me temo”. Ya ven, además de faltón, fanfarrón.
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