Mis razones para votar mañana

Por primera vez se puede votar a una persona concreta con un ideario y un programa determinado

Mar Verdejo Coto
21:51 • 23 may. 2014

La presidenta de la Comisión Europea, Viviane Redign, dice: “Europa no puede construirse sin la participación de la ciudadanía” subrayando el papel de la misma como protagonistas políticos en la UE tras el Tratado de Lisboa. Pero aunque el 80% de las medidas legislativas que nos influyen directamente en temas como: medidas contra la pobreza, el acuerdo de libre comercio entre la UE y EEUU, el cambio climático, la inmigración, la fiscalidad internacional, etc. u otras decisiones en temas cotidianos o nimios como la altura exacta de un tetra-brik. Aún siendo las decisiones que nos afectan tomadas en Bruselas y no en Madrid, Sevilla o Almería, el 75% de los españoles encuestados en Metroscopia afirmaron que no les interesa, previendo una abstención en España superior al 50%, a la que hay que sumar una bajada de 12 puntos desde el 2009 en la percepción de los ciudadanos como ciudadanos europeos unido a la aversión de España por los políticos, a causa de de la crisis y de los recortes, hace que sintamos una gran decepción hacia la política en general.


Tendremos la oportunidad, como ciudadanía, de votar al Presidente del Parlamento Europeo, persona que nos gobernará en los próximos cinco años. Antes lo elegía el Consejo Europeo formado por los jefes de Estado y de Gobierno. Por primera vez se puede votar a una persona concreta con un ideario y un programa determinado. El Parlamento Europeo ha ganado competencias y tendrá voz propia en la elaboración de los presupuestos y dónde se destinan las ayudas a los diferentes sectores, y sobre la mesa los informes de la llamada Troika, que la conforman la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, dictando que España contraiga una deuda para poder salvar a los bancos y no a las personas, además del programa de vigilancia de la Agencia Nacional de Seguridad de EEUU; los derechos de los trabajadores desplazados; la seguridad alimentaria; la movilidad ferroviaria; la protección de datos; la garantía de los depósitos bancarios, etc.


El voto, que es una herramienta de participación limitada, es un derecho conquistado y un  un deber cívico. Y por ahora es la única forma de expresarnos en democracia.  Sé que con ir a votar por una opción no es suficiente: hay que estar todos los días participando en nuestra comunidad, implicándonos de manera activa en el devenir de nuestro municipio, provincia, autonomía y estado. El voto nos define individualmente y aunque nos parezca insignificante nuestro gesto, hay una teoría científica por ahí que se llama el efecto mariposa, que nos recuerda que un frágil aleteo de una de ellas puede desembocar en un tsunami al otro lado del mundo.







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