Los leones del Papa

José Luis Masegosa
01:00 • 16 jun. 2014

“El celibato es una regla de vida que aprecio mucho y creo que es un regalo para la Iglesia, pero ya que no es un dogma, la puerta siempre está abierta”. La reciente frase de Papa Francisco se ha interpretado en determinados ámbitos de la Iglesia como una muestra más del nuevo talante que intenta trasladar a la institución vaticana, una tarea nada fácil en una Iglesia que aún acoge en su seno y en sus estructuras orgánicas relevantes responsables con muy diferente sintonía a la personalidad que encarna el jesuita argentino. Conversaba días atrás acerca de esta cuestión con un cura amigo que como en las bienaventuranzas padeció persecución a causa de pedir justicia y me puso al día de otra conversación mantenida por él con un eminente  sabio, teólogo  jesuita para más señas, pero de cuyo nombre no debo acordarme. 


El teólogo de referencia participó hace unas semanas como ponente en un encuentro reciente al que acudieron ex miembros y titulares del clero español y de Latinoamérica. Entre los asistentes se hallaba el ex obispo argentino Fernando María Bargalló, quien saltó a la actualidad mundial en 2012 tras haber sido fotografiado, un años antes, en una playa de Méjico junto a una mujer, amiga y vecina de la infancia. 


El “pecado” había sido descubierto y divulgado  por una trama  del gobierno Kirchner, dada la posición crítica del obispo a la política del ejecutivo argentino. El ex obispo mantuvo siempre una estrecha amistad con el actual Pontífice y en el transcurso de las jornadas compartidas contó al teólogo español que en su primer encuentro con su viejo amigo Jorge Mario Bergoglio, tras ser elegido Papa,  le preguntó cómo se encontraba en la Sede de Pedro, a lo que el Papa Francisco le respondió: Como el profeta Daniel, en el foso de los leones, Y apostilló entre sonrisas “más que leones serpientes”. 







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