Recuperación, desigualdad y política

Lejos de la recuperación, este país se acaba convirtiendo en un desierto industrial

Miguel Ángel Munuera
17:42 • 24 jun. 2014

El Instituto Nacional de Estadística (INE) informaba hace unos días que los costes salariales bajaron en el primer trimestre de 2014 un 0,2%, confirmándose así una tendencia a la baja de los salarios, sin duda favorecida por la reforma laboral del PP que facilita medidas de “flexibilidad interna”, o sea, rebajas de sueldo. A esto se le denomina “devaluación interna”, es decir, el intento de ser más competitivos y favorecer las exportaciones a base de convertirnos en mano de obra barata, con las consecuencias que ya sabemos: seis millones de parados, 13 millones de personas en riesgo de exclusión social, los niveles de consumo estancados y miles de empresas quebradas. Lejos de la recuperación, este país se acaba convirtiendo en un desierto industrial (13% del PIB actual frente al 30% en los ochenta) y tecnológico (la inversión en I+D+i cayó un 7% desde 2008). Un claro ejemplo de todo esto lo tenemos en nuestra provincia. Los recortes sufridos en el Centro Astronómico Hispano-Alemán (CAHA) de Calar Alto, dependiente del CSIC, han puesto en peligro su viabilidad y han obligado al comité de empresa a ¡proponer! a la dirección la rebaja del salario de un 7,5% para 2015 y 2016. Mientras esto sucede, el gobierno de la nación rescata con dinero público la autopista Vera-Cartagena haciéndole un favor a las empresas del sector.


El “establishment” repite sin cesar que nos estamos recuperando y sin embargo un nuevo fantasma recorre Europa: la desigualdad. La aparición de la última obra del economista francés, Thomas Piketty, “El capital en el siglo XXI”, ha puesto el dedo en la llaga. El autor mantiene que  si los rendimientos del capital aumentan más que el crecimiento económico de un país la desigualdad aumentará.  Esta reflexión evidencia que la desigualdad proviene de la riqueza acumulada, la herencia y los gigantescos salarios que se están pagando en el sector financiero a los ejecutivos (los directivos del IBEX 35 cobran 75 veces el salario medio de sus empleados) y por tanto, retrocedemos a niveles de desigualdad propios del siglo XIX.


Lo  que no dice Piketty es el origen de esa acumulación de riqueza, cuestión a la que respondió Marx en su día: de la explotación del trabajo por el capital. Mientras tanto, la política sigue señalando al poder económico como el culpable de la crisis y cierto populismo simplifica el problema en la casta, para regocijo de Emilio Botín… y Jaume Roures.







Temas relacionados

para ti

en destaque