El fraude, fuente de financiación

Ahora nadie sabía nada. Ahora resulta que todos ejercieron admirablemente sus tareas de control. Los portavoces del susanato se ponen de perfil y miran al horizonte andaluz con cara de busto palaciego. Ciegos y mudos debieron estar, por tanto, durante todos los años en los que la UGT, el sindicato de cámara de esa nave nodriza que es la Junta de Andalucía, robó a manos llenas. Y esto no lo digo yo, sino que lo dice la Guardia Civil, que no habla a título partidista, ni de modo interesado, ni llevada por un rencor ancestral. Como se ha venido publicando en las últimas horas, la Unidad Central Operativa del benemérito instituto está desarrollando una operación, coordinada por el juez de instrucción número 9 de Sevilla, Juan Jesús García, para aclarar el presunto fraude de los cursos de formación de este sindicato. Es decir: saber en qué se gastaban ellas y ellos el dinero que han recibido en los últimos años para formar a los desempleados andaluces. Saber de dónde salían esos viajes, esos congresos, esos copetines, esos maletines falsos, esas casetas de feria y -oye qué ricas- esas mariscadas. Saber a qué destinaban en realidad los compañeros y compañeras el dinero que su sindicato recibía de manera tan frecuente y generosa, principalmente de la Junta de Andalucía. Y lo más gracioso es que por lo visto nadie en ninguna consejería ha notado nada raro durante todos esos años. La madre de un conocido ugetista llegó a alardear de que su hijo tenía dinero “como para asar una vaca”, pero nadie en la Junta llegó a olerse nada. Deje usted de pagar una tasa o una multa a la Junta y ya verá si lo notan o no lo notan. Los que sí han visto algo raro han sido los investigadores de la Guardia Civil, que por el momento ya han detenido al responsable financiero del sindicato amigo. Y a todo esto ¿dónde está la presidenta de la Junta? Pues muy centrada en los problemas de Andalucía. Se nota. Y se siente.