Entre el espejo y la pancarta

Pancartas frente al espejo. Entre la apoteosis de revista y el diván del psiquiatra, Izquierda Unida Andalucía ha acabado manifestándose contra el gobierno de la Junta de Andalucía del que forma parte. Pues sí: han terminado por oponerse a ellos mismos. Igual que las sirenas tentaban a los marineros de Ulises soplando las caracolas, las compañeras y compañeros de IU en el Gobierno de la Junta oyen el zumbido de un megáfono y no hay mástil, ni cuerda, ni cera en los oídos suficientes como para contener y apaciguar su síndrome de eternos manifestantes. En esta ocasión se trataba de formar parte de la llamada “Marcha de la Dignidad” convocada, además de por IU, por un delicado ramillete de organizaciones como los sindicatos SAT y CGT, Frente Cívico, Unidad Cívica Andaluza por la República (UCAR) o la Red Antimilitarista y Noviolenta de Andalucía, etcétera. Cantos de sirena y coches de policía: no me toques las palmas que me conozco. Y al final en la comitiva estuvieron los dirigentes del SAT Diego Cañamero y Sánchez Gordillo, el coordinador general de IULV-CA, Antonio Maíllo, varios diputados de IU y también la consejera-escrachera de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía, Elena Cortés. Gracias a ellas y ellos, los andaluces tenemos un gobierno que se manifiesta contra ese mismo gobierno, como un perrillo persiguiéndose la cola. Andalucía, imparable. Y puede que se hagan los locos pero no son tontos. IU ha demostrado que cuando no alcanzan sus objetivos o no le pueden dar una casa por el morro a un colega, no tienen más que agitar el acuerdo de gobierno en las narices de la presidenta Susana. Pero debe ser muy triste eso de verte en la calle protestando porque, a pesar de estar en el gobierno, no eres capaz de poner en marcha ya ni tus magníficas ideas. ¿Y la presidenta-oyente no tiene nada que decir de estos numeritos?