Los datos del mes

“Hacer negocio con la salud resulta una de esas antinomias atroces que a veces produce el capitalismo salvaje”

Kayros
23:23 • 02 jul. 2014

Por lo que se ve el Presidente tiene bien advertido al CIS para que éste le suministre los datos de empleo antes de que los conozcan los españoles. De esta manera puede anticipar la buena noticia con todos los medios a su alcance y hacer comentarios positivos sobre el éxito de sus reformas. Sin embargo hay sectores que persistentemente pierden empleo y uno de ellos es la sanidad. Me resulta demasiado familiar este asunto como para pasar de largo. Cuando oigo hablar de la congelación de puestos de trabajo, de cerrar plantas, de llevar a los enfermos a los pasillos o de alargar las listas de espera no puedo olvidarme de los supuestos escándalos que tanto se airean ahora sobre facturas falsas o cursos de formación engañosos cuando había que pagar para obtener un punto o dos en el baremo del curriculum. Esto se parecía al martirio de Tántalo, cuanto más alto subía la piedra, más aplastante caía sobre el inocente empleado. A cierta gente acomodada no le quita el sueño la sanidad pública porque habiendo dinero siempre es fácil acudir a un especialista privado. Pero para la mayoría de la clase trabajadora no hay otra forma de precaverse del infarto y de tener al médico cerca. Por eso se manifiestan en la calle gran parte de los componentes de la estructura sanitaria desde la enfermera al médico internista, desde el conductor de ambulancias al encargado de las urgencias. Hacer negocio con la salud resulta una de esas antinomias atroces que a veces produce el capitalismo salvaje, no obstante nunca falta algún partido político que lo contempla con buenos ojos. Todo comenzó con los recortes de la crisis. Desde enero de 2012 los trabajadores de este sector han ido descendiendo. Los gerentes buscan explicaciones de temporada pero la verdad es que en los hospitales la carga de trabajo aumenta y quien lo sabe bien es el enfermo y el personal auxiliar. Una de las instituciones más acrisoladas de este país , alabada hasta por los visitantes de países desarrollados, se viene abajo en nombre de esa austeridad tan aconsejada por los líderes de la eurozona . En las autonomías se las ven y se las desean para ajustar los presupuestos sobre todo cuando los recortes se traducen en más agonías.







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