Imagine a los consuegros preparando la boda: fecha, hora, escenario, convite, invitados… y, tras alcanzar un acuerdo en todos los extremos, los padres de la novia deciden adelantar los fastos al día anterior de la fecha acordada y se despachan con un “lo siento, ha habido un malentendido”.
Evidentemente, lo del malentendido es más ofensivo que cualquier otra improvisada excusa, y sólo se entiende desde el desprecio y la desafección.
La Taifa de Almería no es una conmemoración milenaria, es la constatación de un modelo de conducta sostenido por la Junta del PSOE de Sevilla que se colige con sátrapas y pretores que laminaban el protagonismo autóctono en favor de sus mentores. Así se entiende el insultante descaro de la “sucursal” almeriense del Gobierno andaluz al dar esquinazo a Ayuntamiento y Diputación para presentar conjuntamente, en el escenario adecuado y acordado, los actos del Milenario de la Taifa de Almería. Lo peor de todo es que nadie repara (periodistas, invitados, autoridades…) en la ausencia de representantes de Ayuntamiento y Diputación. ¡Qué menos que preguntar! Pero, al ser proceder habitual de la autoridad incontestable, se prefiere hacer caso omiso de ausencia tan notoria… y a seguir con la rutina. Y es que cuando se es consciente de los riesgos que conlleva incomodar al poder es preferible asumir el servilismo como opción de “convivencia”.
La maleducada y ofensiva acción de la Junta tiene un precedente, delatado en las acciones subsiguientes.
La reciente visita de Susana Díaz a Almería fue jalonada por actos como la reanudación de las obras -plantadas por falta de pago- en la redia del Almanzora y el abastecimiento de ¡agua potable! En Albox; todo un logro de modernidad 2.0, lujo imparable, etc. pero, dada la proximidad al Milenario, se intentó aprovechar tan destacada visita para protagonizar y acaparar un programa de actos lúdico-culturales que en ningún momento se le pasó por la cabeza conmemorar a la Junta. No se olvide que, a instancia de iniciativa ciudadana, se urgió hacer algo con motivo del Milenario de la Taifa almeriense, pues las autoridades de Sevilla jamás repararon en la efemérides ni previeron calendario alguno para la conmemoración. Pero, una vez movilizado un plan de actividades, la Junta pretende rentabilizar con dos opciones: Se hace en la Alcazaba con Susana o se rompe el compromiso con Ayuntamiento y Diputación… y cada uno por su lado. Y así sucedió. Se prefiere deslucir y despeñar el acontecimiento si no es a mayor gloria de mentores de tamaños lacayos.
Sinceramente, el Milenario me importa una higa; tal que importa el Pendón o los Coloraos a las autoridades que han pervertido el sentido de la historia con himnos y fórmulas fruto de comportamientos timoratos y caprichos acomodados a ideologías sectarias, o sucumbiendo ante perroflautas reeditores de la historia.
Lamentablemente, se conocerá la realidad de la Taifa igual que se interpreta la Reconquista por los Reyes Católicos o el envío de mercenarios con casaca roja desde Gibraltar.
Mientras tanto, la taifa -la actual- continúa enraizando su trama de omertá y desplegando el vaudeville de corrala que anime este Patio de Monipodio. Estos, y no otros, configuran la cartelera de espectáculos que mantienen la taifa andaluza para solaz de un pueblo milenario que afronta -camino lleva- la celebración del Milenio Andaluz de la Junta.
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