La atrofia muscular almeriense

Uno de las coincidencias habituales del discurso sociosomático almeriense es el diagnóstico sobre la atrofia muscular del llamado “tejido social”, siempre esponjoso y laxo por la falta de una burguesía histórica capaz de mantenerse al margen de los vaivenes gubernamentales durante los dos últimos siglos. Y lo malo es que pretendemos corregir esa flacidez no ya con ejercicio continuado, sino con sacudidas y espasmos repentinos. Resultado: fofos y descoyuntados. La más reciente demostración de lo que digo está en el mítin que los portavoces empresariales almerienses van a montar dentro de unos días a mayor gloria del PSOE e IU para protestar por el retraso del AVE. Deseosos de equilibrar (la eterna búsqueda del balance que te lleva a no encontrar nunca nada) el “desplante” que hace unos meses hicieron a la Junta de Andalucía no acudiendo a un par de reuniones como protesta por el retraso en todos los proyectos del gobierno autonómico en Almería, el empresariado almeriense se acuerda ahora del tema de la alta velocidad para sacarle los colores al gobierno del PP y tener así la foto que pueda sostener el argumento oficial de que aquí cada palo aguanta su vela. Y eso estaría muy bien si de verdad fuese así y en Almería existiese un andamiaje civil lo suficientemente consolidado para sostenerse sin la subvención o compra directa de las diferentes administraciones. Pero todos sabemos que los que ahora protestan representan a empresarios que dependen directa o indirectamente de la subvención de la consejería de turno y, como lo primero es sobrevivir, hay que alternar largas fases de silencio con repentinas irrupciones de pretendida bizarría que a veces llegan por sugerencia o invitación de terceras partes. No hablo de órdenes porque entre caballeros esas cosas no son necesarias. Pero que nadie se inquiete o se regocije en exceso: dentro de un tiempo la firmeza empresarial almeriense se volverá a abatir inclemente sobre el objetivo más conveniente.