Treinta y un hombres y cuatro mujeres

Un Foro de treinta y cinco expertos, conformado por empresarios y profesores universitarios, ha mantenido varias reuniones de reflexión sobre el futuro de la provincia, sus riesgos y sus posibilidades, y el martes hizo públicas sus conclusiones. Todas ellas, sin duda, son interesantes- la reflexión compartida, cualquier reflexión, siempre es interesante-, pero entre sus conclusiones hay una que debería estar entre las primeras y que no aparece o al menos las crónicas del acto no aluden a ella.

Y es que no parece razonable que por ninguna parte del documento se aluda a la necesidad urgente de incorporar el talento de las mujeres a la resolución de los problemas pendientes y al logro de las metas planteadas. La razón de tan lamentable como reiterado olvido puede estar en que de los treinta y cinco expertos, solo cuatro, son mujeres. En una sociedad en que las mujeres son el cincuenta por ciento, no es razonable que en un foro sobre el futuro su presencia apenas alcance el 10 por ciento.

Promotores Estoy seguro que ni los promotores de la idea, ni ninguno de los treinta y un integrantes masculinos del Foro, han tenido o tienen ningún tipo de sentimiento discriminatorio; es más, si le preguntáramos a todos y a cada uno de ellos su opinión sobre la aportación de la mujer a la construcción del futuro de la provincia o de la sociedad en general, todos la calificarían de imprescindible.

Si esto es así, ¿por qué siempre tropezamos los hombres en la misma piedra?

Trabajo Desde que la mujer abandonó el gris exclusivo de las labores del hogar para ocupar espacios en el mercado de trabajo, el mundo avanzó de forma espectacular. En Almería el papel de la mujer y su contribución a la revolución agrícola, trabajando a la par que su marido y sus hijos bajo los invernaderos, es tan decisiva que, sin ella, lo alcanzado no hubiese sido posible.

Eso en el territorio agrícola. Pero miras alrededor y la aportación femenina es tan importante (o más) que la del hombre en áreas tan esenciales para el futuro o el bienestar como son la educación o la sanidad. Una mujer experta en genética agrícola, catedrática de biología, directora financiera, trabajadora de almacén o cirujana no son excepciones que confirma una regla de singularidad. Son situaciones generalizadas y vistas con normalidad y con satisfacción por todos.

Sólo los estúpidos pueden oponerse a que la humanidad desprecie el talento que puede aportar el cincuenta por ciento de los seres humanos que la componen. La inteligencia y el esfuerzo es el arma más precisa con que contamos para cambiar y mejorar la sociedad y renunciar a una parte importante de ella, como se hizo durante miles de años, es un ejercicio de cretinismo intelectual del que los hombres nunca podremos exculparnos.

Incorporación Pero esa incorporación todavía tiene caducidades que deben ser corregidas. La escasa presencia de mujeres en el Foro de Expertos es una prueba evidente de que sólo hemos recorrido la mitad del camino y el tramo que queda por transitar no podemos hacerlo con la indolencia de la marginalización inconsciente (como siempre son hombres los que conforman los órganos de dirección o pensamiento, ¿para qué vamos a cambiar la rutina?, pensamos sin pensar en lo que hacemos) y tampoco podemos andar esa trecho sin la presencia demandada por las propias mujeres. Es necesario que las almerienses reivindiquen su espacio ante los almerienses. Parece como si hubiera una cierta timidez que hasta ahora les impida exigir espacios. No debe ser así y nadie, ni las mujeres ni los hombres, debemos desaprovechar el talento en la tarea común de hacer una sociedad mejor.   &nb