El reencuentro de Clint Eastwood con Almería

“Una serie de circunstancias han impedido que haya vuelto a España, y particularmente a Almería”

Emilio Ruiz
01:00 • 04 ago. 2014

De los tres principales protagonistas de El bueno, el feo y el malo, la tercera de las películas de La trilogía del dólar, de Sergio Leone, rodadas en Almería, solamente el bueno Clint Eastwood sigue con vida. Tiene 86 años. Lee Van Cleef, el malo, murió en 1989, y el feo Eli Wallach se nos ha ido hace unas semanas. Tras aquella estancia entre nosotros de los tres actores hace más de medio siglo, los almerienses solamente hemos podido disfrutar del reencuentro con Tuco. Con el malo Van Cleef ya no es posible, pero el reencuentro con Rubio es un deseo al que los almerienses no queremos renunciar.


Una serie de circunstancias han impedido que Clint Eastwood haya vuelto a España, y particularmente a Almería, donde permaneció durante largos periodos de tiempo en tres años consecutivos, de 1964 a 1966. Entre esas circunstancias no figura el desinterés del actor, que manifiesta a cada momento su deseo de venir otra vez.


 “Quiero volver –decía en 2008-, mi esposa me presiona para que volvamos. Pero no he tenido la oportunidad. Entonces… eran otros tiempos. Era un gobierno distinto. Franco estaba allí. Pero como extranjero me parecía un país bastante simpático. La gente me parecía bastante simpática. Trabajé en Almería. En aquel tiempo no se podía llegar en avión, había que ir por carreteritas desde Madrid. Era bonito. Almería era una ciudad pequeña e interesante. Bueno, supongo que habrá crecido mucho desde entonces. La recuerdo con gran placer”.




Clint Eastwood siempre ha destacado la importancia de sus tres películas rodadas en Almería como el germen de su fructífera carrera cinematográfica. Cuando en 1964 dejó Hollywood para venir a rodar Por un puñado de dólares (1964) lo hizo en contra de la opinión de su agente. “Vas a dar un mal paso”, le dijo. Pero Clint estaba harto de trabajar en un papel secundario en Rawhide, una anodina serie en la que llevaba seis años.


Nadie podía imaginar, por aquel entonces, el éxito de aquella película rodada “en tierras exóticas”, como él dice. Hay que tener en cuenta que la película apenas costó 200.000 dólares, diez veces menos de lo que cinco años antes costó el típico western de Hollywood de la época, Río Bravo (1959). Y menos aún nadie podía imaginarse que el éxito iba a ser multiplicado por tres, con La muerte tenía un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966). 




“Dejé de participar en una serie de éxito en la CBS para irme a Almería a rodar un spaghetti western de bajo presupuesto”, ha recordado recientemente. “Y fíjate”, ha añadido, “a raíz de aquello pude montar mi propia productora, Malpaso”.


En la visita que Eli Wallach hizo a Almería, con motivo del homenaje que se le tributó en el certamen de Almería en Corto, Tuco llamó a su amigo Rubio desde la suite del Gran Hotel para informarle de su presencia en Almería y le animó a hacer lo mismo. “Dice que sí, que en cuanto pueda vendrá”, manifestó Eli al colgar el teléfono. Clint Eastwood jamás regresará a Almería es el título de la obra de Antonio Sánchez de Amo. No debe ser así. No podemos resignarnos a que sea así. Porque, como ha dicho Faye Dunaway, “sin Almería no habría Clint Eastwood”. Son pocos todos los esfuerzos que se hagan por propiciar el reencuentro de Clint con esta tierra que le lanzó al estrellato.





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