Si algo horroriza a Rajoy son los cambios

“Los periodistas provocamos a Mariano Rajoy erisipela. Y eso es de temer, no va a cambiar”

Fernando Jáuregui
01:00 • 04 ago. 2014

Rajoy todo lo fía a esas sin duda mejores cifras económicas y a la mayoría absoluta que logró el 20 de noviembre de 2011. Hace, pues, al ritmo que van las cosas, una eternidad. Y ocurre que, en política, los ritmos son diferentes al mero, seco, manejo de las cifras de la economía. Hay malestar en las autonomías, hay irritación con ciertos ministerios, hay ansia de conversación, de acercamientos, de pactos. Claro que nadie esperaba que Rajoy y Artur Mas apareciesen juntos a la salida de su encuentro en La Moncloa; pero el presidente perdió, pienso, una oportunidad dejando todo el protagonismo al presidente de la Generalitat en su tumultuosa comparecencia ante los medios en Blanquerna. Como creo que perdió otra oportunidad renunciando a dar personalmente su versión del encuentro con Pedro Sánchez, dos días antes. Y es que si hay algo que horrorice más a Rajoy que los cambios y las sorpresas, eso es una rueda de prensa; no es que se sienta demasiado importante como para comparecer cada dos por tres ante los periodistas; es que los periodistas le provocan, le provocamos, erisipela. Y eso, es de temer, no va a cambiar.


   El barco no avanza solamente invocando una legalidad que otros, y no los nacionalistas catalanes precisamente, quisieran reformar.  Ni avanza a meros golpes de suerte,. Y convengamos que -lo- de Jordi Pujol, que los gobiernos centrales de España conocían perfectamente, y callaron completamente, desde los tiempos de Felipe González, fue un golpe de suerte para Rajoy en la víspera de su -cumbre- con un Mas tan desorientado por el -affaire- que no se le ocurrió cosa mejor, para tratar de minimizar las andanzas del ex president, que comparar su caso con Gürtel, con Bárcenas, con los ERE y hasta con Urdangarin.


Fue el mismísimo Rajoy quien habló de -regeneración-, que es palabra que acabará poniéndose de moda. Hasta ahora, solo ha hablado de la elección del alcalde más votado, que es algo que le conviene y que no tiene por qué significar una regeneración de la vida política. Pero ahí queda, aparcado para septiembre, o para juliembre, tanto el desarrollo de ese tímido afán regeneracionista como otras reformas, la de las administraciones públicas sin ir más lejos.







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