Audiencias sin lucro

“María estrechó las manos de Francisco y departió con él. Su sueño se cumplió”

José Luis Masegosa
01:00 • 25 ago. 2014

No sé de quién ha sido la mano que ha logrado poner en evidencia la actividad de las agencias que hasta ahora se han lucrado con la tramitación de las peticiones de  audiencias ordinarias del Papa -35 euros por persona-, pero la realidad de este hecho ha partido de las mismas instancias vaticanas, cuando, al parecer,  alguien cercano al Pontífice o él mismo, han conocido una curiosa historia  provocada involuntariamente por María Romero Linares y sus ocho familiares más directos. Esta señora y su esposo, ya fallecido, siempre anhelaron poder conocer de cerca al titular de la Sede vaticana. Desafortunadamente, el marido de María falleció hace unos años. Conocedores sus hijos del deseo  de sus padres, decidieron hacer realidad el sueño de la madre con motivo de su 90 cumpleaños. Uno de los hijos tramitó las correspondientes solicitudes a través de una agencia especializada, Viator, a la que ingresó los casi 300 euros de vellón, tras confirmar la visita para el pasado día cinco. Hasta aquí todo normal. Sin embargo, los hijos de esta buena mujer, madre del productor de televisión Federico Ríos, quedaron contrariados al recibir, días después, una comunicación de la referida agencia que les informaba de la imposibilidad de llevar a cabo dicha visita porque ese día “el Papa no tendría audiencias, ya que se encontraría de vacaciones”, al tiempo que les reingresaba el importe desembolsado.


 Decepcionados, los hijos no desistieron de su pretensión y escribieron a la Secretaría del Vaticano, exponiendo el caso y la ilusión de la madre por cumplir su sueño. Una nueva sorpresa alegró el ánimo de esta familia: La Secretaría  del Papa Francisco invitaba a los ocho familiares a una audiencia –lógicamente sin pago alguno- en la sala de autoridades el mismo día –cinco de agosto- en que, según la agencia, su Santidad no recibiría a nadie por ausencia vacacional. María estrechó las manos de Francisco y departió con él. Su sueño se cumplió, pero las agencias intermediarias que se han lucrado con la fe y buena voluntad de los creyentes tendrán que buscar ahora otro chollo  o inventarse otro Papa. 







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