Después de un verano en permanente fuga de la realidad andaluza, la presidenta Susana Díaz ha clausurado su gira estelar como gran estrella de las verbenas socialistas y ha vuelto al despacho para encontrarse las cosas todavía peor que las dejó. Somos muchos los andaluces que nos preguntamos de qué ha tenido que descansar este verano nuestra presidenta, porque en la agenda de los meses previos al verano no hay más que viajes promocionales como la gran estadista mundial que cree ser y posados fotográficos. No hay más. Y como la presidenta no trabaja para resolver los problemas de miles de familias andaluzas, sus disciplinados consejeros tampoco rascan bola. Hablo de trabajar de verdad, con proyectos que creen empleos de verdad, con iniciativas que generen oportunidades de crear verdadera riqueza y no con el repertorio habitual de promesas, proyectos y anuncios vacíos que nunca se cumplen. Lo decía hace unos días el presidente provincial del PP, Gabriel Amat, hablando de lo que verdaderamente aporta la Junta de Andalucía a los almerienses: “Susana Díaz no ha traído a Almería más que palabrería”. Pero las palabras no harán los hospitales que se necesitan, ni desdoblarán las carreteras necesarias ni rehabilitarán de una vez la Plaza Vieja. Todas esas actuaciones tan necesarias para los almerienses no se llevarán a cabo por mucho que Susana Díaz se empeñe en decir que tiene a Almería en su corazón o que anuncie inversiones o planes específicos que luego nunca ven la luz. Las obras se licitan, proyectan y construyen con dinero. Y la Junta no tiene dinero para esas cosas porque prefiere destinarlo para sostener su red de chiringuitos administrativos, oficinas para amiguetes y agencias innecesarias creadas para dar trabajo a familiares y amigos. Por eso y porque también se ha robado mucho. Esto no lo digo yo, sino que es algo que está quedando claro de las investigaciones que los jueces han ordenado a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Una realidad corrupta a la que Susana no quiere mirar a la cara, tal vez por el miedo a verse reflejada en ella. Y esa es la realidad de inoperancia e ineficacia que Susana Díaz se ha vuelto a encontrar a la vuelta de sus vacaciones de verano. Por eso, desde el Partido Popular le estamos exigiendo a la presidenta de este gobierno paralizado y partido (PSOE-IU) que se ponga a trabajar ya de una vez. Que ya no valen las promesas, los anuncios o las informaciones cariñosas. Que ya está bien de mentir como nos han mentido con el hospital materno-infantil y numerosos proyectos abandonados o no comenzados.
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