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El Materno-Infantil supuso el mayor fraude y burla para todos los almerienses, con permiso de los diez años de la A-92

Antonio Felipe Rubio
01:00 • 19 sept. 2014

Esto de los debates sobre el presunto estado de la Comunidad se ha convertido en una exhibición de reproches y aluvión de promesas reeditadas. Todo es previsible y no hay sorpresas o novedades que vengan a aportar soluciones a los problemas de los ciudadanos. En definitiva, un debate de pasarela o, como vengo definiendo, un “de-water” por las ocurrencias evacuadas y el sectarismo excretado.


Para Almería, según se desprende del Debate, se aplaza el “inminente” plan para el fomento del empleo asociado a la demolición del Algarrobico que la presidente demora hasta final de año. Y no me extraña que un plan inventado, forzado y bastante exotérico se haga esperar. Sería interesante conocer qué equipos están ingeniando sobre qué hacer y cómo intentar convencer sobre un supuesto que no tiene más recorrido: Se derriba; se pierden puestos de trabajo, y se afronta un gasto multimillonario sin oficio ni beneficio. O se termina de construir y se aporta una oferta de edificio singular, y la seguridad de contar con ocupación garantizada por la impagable campaña publicitaria aportada por una ingente cantidad de necios sin fronteras. No hay otra.


Para nada se habla de la primera piedra del Materno-Infantil. Un hospital que fue proyectado, licitado y adjudicado -se supone con la preceptiva dotación presupuestaria- que supuso el mayor fraude y burla para todos los almerienses, con permiso de los diez años de la A-92.




 Ahora, en el hospital de referencia (Torrecárdenas), se mantiene la presión asistencial, carencia de medios… y ¡lo que faltaba! Un presunto caso de ébola que se dirime en un centro sanitario donde se mezclan infecciosos con parturientas. Por cierto, la activación del Protocolo Ébola ha provocado el cierre del Centro de Salud de Roquetas, donde fue atendido el presunto contagio (desinfección), y se han derivado los pacientes a Aguadulce.


Por otro lado, uno de los logros que enfatiza la presidente es la pretensión de persistir en la “modernización de Andalucía” con la firma de convenios tecnológicos (4G con Vodafone). Y me pregunto ¿qué paso con la banda ancha presentada en Huécija con Martín Soler de consejero? Pues pasó que aún hay zonas sin cobertura telefónica y datos a paso de tortuga. 




Pero vamos a tener como “prioridad” una Escuela de Golf, junto al campo municipal ya existente. Y lo peor no es tirar el dinero que no tenemos; es que, además, aducen que aportará clientes a los hoteles del entorno. O sea, que los clientes de los hoteles ya no vienen como aficionados y consumados jugadores; vienen a llenar los hoteles para aprender cómo se agarra un palo y qué es un drive o el swing en la fairway y, claro, vendrán con la última edición de “El golf y la madre que lo parió”. ¡Unos monstruos! Una escuela de golf, aseguran, llena los hoteles y, además, empeñados en derribar el único hotel que se llena solo.


Mañana, cuando pasen los ecos de reproches, volveremos a las mismas andadas. Las promesas se dilatan y las esperanzas se constriñen. 




Eso sí, seremos más civilizados, amables y ecológicos con medidas como la “obligación” de dotar a las viviendas de nueva construcción con dos aparcamientos para bicicletas. Una ocurrencia que incrementará un absurdo sobreprecio y una dotación de espacios que alegrará a los ya jubilosos promotores. Da igual que los moradores padezcan de ciática; la Junta aplica el artículo “treinta y tres”: súbete aquí… y pedalea.



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