Descolocar al Gobierno

Luis del Val
22:42 • 24 sept. 2014

Artur Mas tiene que firmar el decreto de convocatoria del referéndum ilegal. Y parece que se resiste a firmarlo, deprisa y corriendo, para descolocar a Rajoy. Objetivo cumplido: ha descolocado tanto a Rajoy que el presidente del Gobierno se ha ido a China, y a dejado a la vicepresidenta, Sáenz de Santamaría, la tarea de recolocarse.


   Los seguidores de Artur Mas podrían celebrar el éxito de la jugada, mientras los palmeros de Rajoy pueden aducir que la firma del decreto le inquieta tanto que se ha ido de viaje.


   Repaso las circunstancias en las que los gobiernos de España han sido descolocados, y me acuerdo de la Marcha Verde, organizada por Marruecos. El jefe del Estado estaba moribundo, nadie pensaba que España se podría convertir en una democracia, y Hasán II, como buen nacionalista, aprovechó el instante de un gobierno de España débil para reivindicar Ceuta y Melilla. Un buen nacionalista sabe que sólo tiene posibilidades de tener éxito, cuando el otro está débil, no sé si les suena. No hubo otro momento. Los terroristas vascos intentaron descolocar al gobierno a base de asesinatos, y terminaron por descolocar a los nacionalistas vascos que, llegado un momento, no pudieron disimular más ante el hedor de sangre, por mucho que los asesinos les ayudaran en sus propósitos. Asesinaron a más de ochocientas personas y, sin embargo, ni Adolfo Suárez, ni Leopoldo Calvo Sotelo, ni Felipe González, ni Aznar se descolocaron ni un segundo. Luego, llegó Rodríguez Zapatero y se descolocó con tanta afición, que siguió descolocado incluso después del atentado del parking de Barajas, queriendo seguir negociando con el sindicato del rito en la nuca. No tengo la impresión de que Artur Mas descoloque a Rajoy por la fecha en que firme el decreto ilegal. Ni advierto síntomas de nerviosismo, por lo que sé, en la vicepresidenta, ni intuyo que los vecinos de Sabadell se despierten por la mañana con la inquietud de saber si Mas firmará o no firmará. Y, si eso ocurre en Sabadell, imagínate en Ciudad Real. Al pueblo es muy difícil descolocarle de sus afanes diarios. Y a los gobiernos resulta peligroso, no sea que, por afán de descolocarles, Artur Mas se encuentre al Gobierno, o a sus representantes, sentados en la Generalitat.







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