El Ayuntamiento de Almería debe de estar pensándose en colgar una pancarta en la antigua y abandonada estación del tren en la que se ponga de manifiesto que el Gobierno de Rajoy no cumple sus compromisos con Almería. Que nos debe mucho dinero y que no nos lo paga, pueden añadir.
De nada parecer haberle servido al alcalde su acta de senador en Madrid, tras haber comprobado que las obras del Ave van como un tiro en Granada y en Murcia, que también en esta última ciudad se sigue para adelante con el soterramiento y que aquí el dinero para 2015 no llega ni para el ‘minisoterramiento’ que se le ocurrió.
Tan ‘enfadado’ debe estar que no ha dicho esta boca es mía. Vamos, que no ha hablado ni para decir, como todo el mundo piensa, que estos presupuestos - a la vista de lo que ha pasado con los anteriores - siembran tanta incertidumbre como el bautizo de un gremlin.
No hace muchos días me sorprendió el alcalde de Almería con unas declaraciones en la Cadena Ser en las que explicaba su forma de entender el Ayuntamiento. Decía Luis Rogelio Rodríguez que “en una ciudad, la gestión tiene muy poco de política y mucho de hacer cosas”. Vaya, además de estar en desacuerdo con esa afirmación habrá que concluir que tampoco ha tenido el don de la oportunidad.
La gestión de las cuentas públicas sí tiene que ver mucho, y de qué manera, con la política y con la forma de entenderla, que es al final lo que se tiene en cuenta a la hora de votar. Precisamente, es la voluntad política la que saca adelante proyectos como la llegada del Ave o el soterramiento, que cambian una ciudad y multiplican las oportunidades de sus habitantes. ¿Tiene esa voluntad este alcalde?
Gestionar un ayuntamiento como si fuese una empresa pues tiene estas cosas, que el proveedor de las chuches - ese que nunca te iba a subir el IVA - te chulee las veces que le venga en gana y que encima te tengas que callar. Mal asunto.
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