Susana en Operación Triunfo

Supongo que los que tengan el vicio de seguir con cierta asiduidad la escena política andaluza habrán podido escuchar o leer a la presidenta de la Junta, Susana Díaz (y con ella a todo quien sea o aspire a ser algo en el PSOE) deshaciéndose en elogios acerca del sistema de elecciones primarias. Que si una lección de transparencia, que si la voz libre del militante, que si vivan las primarias, etcétera. No tengo espacio para la hemeroteca, pero hace pocas semanas nuestra presidenta recomendaba, en un acto de los socialistas sevillanos, que las diferentes agrupaciones tuviesen “generosidad para elegir no al mejor candidato para el partido, sino para la gente”, ensalzando así este modelo “frente a los que utilizan –dijo- el dedazo". Pues bien: ¿saben en cuántas capitales de provincia andaluza va a celebrar elecciones primarias el PSOE? Correcto: en ninguna. Dime lo que ensalzas y te diré en lo que crees. Naturalmente, de nada de esto se habló ayer en el acto que la presidenta celebró en un hotel de Almería (no debía haber pabellones deportivos libres) para insuflar ánimo al candidato designado para la capital, aunque no habría estado mal que alguien preguntase las razones de ponerse a jugar a la democracia blanco nuclear, cuando buena parte de los procesos de elección (empezando por el de la propia presidenta) presentan el cerco indeleble del amaño o, como diría doña Susana, del dedazo. ¡Con lo feo que está eso de señalar! Tener aquí a la presidenta que lleva a Almería en el corazón y verla dedicada exclusivamente a las labores menores de consumo partidista refleja bien dónde lleva cuestiones como el materno-infantil, la ruina de la Plaza Vieja, los cursos que adeuda a muchas empresas almerienses, los recortes hospitalarios y todas esas cuestiones irrelevantes en la agenda presidencial. Lo importante es animar la Operación Triunfo de su candidato.