No le demos vueltas. El tan inteligente como odiado Carloz Marx ya lo dijo hace muchos años. Los intereses económicos son los que mantienen y modulan toda la superestructura política con sus derivaciones culturales, religiosas y de ocio. Aquí había unas Cajas de ahorro que eran instituciones de crédido con marchamo religioso, un producto del clima caritativo y benéfico del siglo XIX. Al venir la democracia en España, los partidos políticos se dan cuenta de que sin los bancos y sin las cajas de ahorro no pueden llevar adelante sus programas, o lo que es lo mismo, sus promesas electorales. El dinero, insisto, es fundamental, de ahí que los que mandan en estas instituciones ya no van a ser los obispos o los consejeros católicos, sino los representantes de los partidos, (sean de derechas o de izquierdas) junto con las asociaciones sindicales (sean marxistas o independientes). Esto de las tarjetas opacas, que tanto nos escandalizan ahora, no es más que el climax de la golfería de camisa blanca y corbata, protagonizado por una banda de caraduras. Todavía el PP se enorgullece de habernos librado del rescate, pero la bestial deuda que aún nos atenaza es en parte el fruto podrido del robo continuo a que nos sometieron los consejeros desalmados. A Bankia precisamente le inyectaron 24.000 millones para sacarla del lodazal. Bien podían tirar de tarjeta los Rato, los Blesa y demás compañeros mártires. Esto no era tirar con pólvora del Rey sino con el sudor y el sufrimiento de los tristes trajadores. Qué lastima, qué lastima que tambien estén implicados algunos nombres de la izquierda. Ahora hubiera sido la ocasión de demostrarle a los amos del dinero, que no son como ellos, pero desgraciadamente, la naturaleza humana es la misma en todas partes. No nos extrañemos del éxito de Podemos. Por lo menos estos todavía no han gobernado. No sabemos lo que pasará en el futuro, pero si el pueblo español no barre a todos los estafadores en las próximas elecciones, es que no tenemos remedio. No nos quejemos luego de que no hay un duro para educación o sanidad. Miren quién se lo lleva.
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