Antes del verano, un amigo mío -médico especialista (con una gran formación)-, me decía: “Paco, del ébola nadie tiene ni puta idea. No sabemos ni cómo se transmite.... y naturalmente, no sabemos cómo se cura”.
Meses después, a esta gente que nos gobierna, sólo se les ocurre traer a dos enfermos terminales (y digo bien, terminales), para acercarnos el virus.
Estoy seguro que, de haber sabido las consecuencias, ninguno de los dos sacerdotes, habría querido venir. Ambos estaban en África, por puro compromiso.
A Rajoy (otro iluminado como Zapatero, aunque tras varios años en el poder, ya no le puede echar la culpa de todos los males a aquel) se le ocurre-quizás a él no, porque no tiene el don de que se le pueda ocurrir algo-, traer al primer cura. Da igual lo que cueste. Es propaganda. “Así somos humanitarios”... Desoye a los científicos que anuncian “traerlos puede provocar contagios”... y aunque, el primero como el segundo, son enfermos terminales y están moribundos (virus super latente), confía en el azar.
“En 20 minutos le explicáis a los que los traten como ponerse los trajes para que no se les pegue el ébola”... ¡vaya panda!
Y ahora viene lo del perro. Encima de contagiarse, en su trabajo, a la enfermera le quieren matar al perro.
Es probable que cuando lean esto, el perro esté ya muerto. Lo hayan matado. O no. ¡Ojalá no!
Pandilla de hipócritas. Nietos de Franco. Es lo mismo.
Aíslan al marido (le harán mil pruebas). ¿Y con el perro no pueden hacer lo mismo? Aislarlo, analizarlo y ver cómo va... ¿Por qué no ejecutan al marido?¿Por qué no los ejecutan a ellos?
No me interesa saber si el de la barba blanca y el pelo enteramente negro (¡que paradoja!), tiene perro. Tampoco si lo tiene, esa que parece de las Jesuitinas (la Mato)... Me da igual.
Cualquier perro tiene más conciencia y es mejor que ellos. Los conozco. A los perros. A los otros no quiero conocerlos.
No he querido llamar a mi amigo el médico. Él sabe más de medicina que todos estos juntos. Pero tampoco sabe (porque nadie sabe nada sobre el ébola), quien nos gobierna... Prefiere ser ingenuo... Pero matar al perro es un crimen.
No bastan los más de cinco millones de parados, ni tampoco rebajarle el sueldo a todo el mundo, hay que sacrificar a un pobre perro. ¿ Pero en que manos estamos?
Tengo perros. Sí, dos. Thor y Robin.
Me veo en las circunstancias del marido de la enfermera. Si a Thor o a Robin, estos tarados, sacrificaran, no sólo los buscaría sino que los encontraría.
Valiente gentuza.
Desde el desconocimiento, desde el desgobierno y desde la inutilidad, vienen dando palos de ciego. No saben ni cómo esterilizar una habitación de un hospital y quieren matar a un pobre perro.
Han conseguido que nadie confíe en nada. Ni en nadie. Manipulan todo. Publican lo que les interesa. Pero matar a un perro, es delictivo. Es otra cosa.
Ojala revienten con tanto gozo.
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