El señor de los hilitos

Es difícil que alguien se pudiera imaginar en 2002 que aquel señor que entonces era vicepresidente del Gobierno con Aznar y que se refería al vertido de fuel del Prestige como "pequeños hilitos solidificados con aspecto de plastilina" pudiera llegar a dirigir los designios de este país, pero ocurrió. 

También es verdad que nadie pensó nunca que Rodrigo Rato, colega de gobierno de Rajoy en la etapa de Aznar, se fundiría su tarjeta “black” en joyerías, restaurantes o salas de fiesta, pero pasó. Igual que sucedió que la expresidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, saliera huyendo de la policía cuando la estaban multando. Sí, nos dejó perplejos con su fuga la todavía dirigente del PP.

Ni en sueños alguien intuyó en Bárcenas  -"nadie podrá probar que no es inocente”, sostuvo Rajoy- ese trajín que luego hemos conocido que se traía con Suiza, con la Gürtel, con la presunta financiación ilegal del PP o con los sobresueldos. Quién iba a sospechar eso o que el expresidente del Gobierno balear, Jaume Matas, a quien Mariano Rajoy ponía como ejemplo: "Vamos a intentar hacer en España lo que Jaume y todos vosotros hicisteis en Baleares" - cómo suena eso ahora- diera con sus huesos en la cárcel. Pues nadie.

Como tampoco que el propio presidente del Gobierno levantara la más mínima sospecha de que se sometería, nada más pisar La Moncloa, a una enmienda a la totalidad de su propio ser: “Yo lo que no llevo en mi programa, no lo hago”. “Le voy a meter la tijera a todo salvo a las pensiones públicas, a la sanidad y a la educación”. “Nos vamos a oponer a cualquier subida de impuestos”…

Este es también el Rajoy que visita hoy la provincia. A su casa viene. Confío en que no ponga a nadie como ejemplo del buen hacer o del mejor estar, que luego ya sabemos cómo termina esto, como también confío en que nos diga de una vez por todas qué lugar ocupa Almería en el BOE. A eso viene ¿no?