Cuando los ciudadanos se hacen oír

Las primarias deberían ser asuntos obligatorios e introducidos como mandatos de la Constitución

Fernando Jáuregui
21:54 • 20 oct. 2014

El pasado fin de semana ha sido el de la ‘participación ciudadana’ en la cosa política. Parto de la base de que casi todas las manifestaciones forman parte de esta participación, aunque no se deba, como a veces ocurre, incurrir en el error de considerarlas lo único válido en política. Es lo que le ha ocurrido a Artur Mas, hasta que ha percibido que está ya en manos de la Asamblea, de Òmnium y, en el fondo, de Esquerra, que se hicieron presentes el domingo en la calle para expresarle al president de la Generalitat, a voz en gritos, sus reivindicaciones. Que, por cierto, tengo la sensación de que no son las que en mayor medida interesarían a Mas.


El president de la Generalitat desdeñó la vía puramente política y se echó en los brazos de los muchos miles de manifestantes de la Diada, creyendo que ellos eran todos los catalanes y que en el resto de España se consideraría un dato de autoridad incontestable para que desde el Govern catalán hicieran lo que se les antojara, sin más límites ni cortapisas. El sacar ‘a las masas’ a la calle puede ser un síntoma de fortaleza política, pero no es toda la política. Que es un arte que se ejerce con paciencia, dando voz a los ciudadanos, sí, pero ejerciendo también el liderazgo que esos ciudadanos hemos conferido a nuestros representantes y utilizando virtudes como la prudencia, el diálogo y el consenso, cualidades de las que no podría decirse que Oriol Junqueras, por ejemplo, esté demasiado bien dotado. Lo digo porque comienzan a penetrar en el cuerpo social nuevas formas de entender la política y que, por cierto, nada tienen que ver con la ‘vía catalana hacia la independencia’, que ya vemos que discurre de forma traumática e impulsada por gentes que, como los dirigentes de la Asamblea y de Òmnium, carecen de la legitimidad dada por las urnas, aunque puedan invocar otras legitimidades. El titular que he puesto a este comentario se refiere más bien a cosas ocurridas este fin de semana en otros ámbitos: la asamblea multitudinaria de Podemos, las elecciones primarias en algunos municipios alentadas por partidos como el PSOE y la UPyD...


No seré yo quien se apresure en la condena de cómo se hacen las cosas en la formación, porque hacia eso va, de Pablo Iglesias y sus compañeros, sean seguidores o discrepantes. Creo que Podemos es un movimiento imprescindible para canalizar ordenadamente --o no tanto-- las críticas de la sociedad hacia una manera de entender la gobernación y, en definitiva, el poder. Dudo de que llegue a votarles alguna vez, porque me parece que ni me gustan ni les gusto; pero ello no abona algunos ataques injustos, desproporcionados e inveraces hacia este embrión de partido, que tanto éxito está encontrando en algunas capas de la sociedad española, profundamente descontentas, y bien que se entiende, con la manera como nos gobiernan.




Lo de las primarias, en otro orden de cosas, me parece algo fundamental. Es lógico que los ciudadanos, aunque sea a través del ‘filtro’ de la militancia, tengamos algo que decir en el momento en que ‘nuestros’ candidatos son elegidos, que no designados. Mejor me parecería que se universalizase el procedimiento, pero más vale algo que nada. Creo que las primarias, como la limitación de mandatos, como el desbloqueo de las candidaturas, como una mayor proporcionalidad en la normativa electoral, deberían ser asuntos obligatorios e introducidos como mandatos de la Constitución. Es importante que la voz de la gente ‘corriente’, la que vota y paga impuestos para mantener a sus representantes, se escuche cada vez más: siempre son mejores las voces que los gritos, la participación que el ‘todo para el pueblo, pero sin el pueblo’, la transparencia que la impermeabilidad.


Hay muchos, y muy importantes, personajes de la vida española que desgraciadamente parecen no pensar lo mismo todavía, aunque con la boca pequeña y sin demostrarlo con actos digan lo contrario. Que miren a las muchas cosas que ocurrieron el pasado fin de semana y reflexionen: hay procesos que no pueden ya detenerse así como así.






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