El pequeño impostor Francisco Nicolás

Kayros
01:00 • 24 oct. 2014

 Saben aquel del joven parado que con mucha guasa le dice al ministro de Hacienda: “Hombre, don Cristóbal. Le felicito por habernos sacado de la crisis y porque la recuperación ha venido para quedarse” . A lo que Montoro añadió:” Efectivamente, jovencito. Este país ya tiene dinero para Rato”. Uno de los géneros que España alumbró para la literatura universal se llama picaresca. Y no en vano tuvo su mayor florecimiento en los siglos XVI y XVII cuando nuestro país se desangraba a causa de su tremenda aventura atlántica y cuando  el hambre bíblica  asolaba a las clases inferiores de la sociedad española. En este caldo de cultivo surgió inevitablemente el pícaro, el listillo sin moral y sin conciencia, el hipócrita o tartufo a quien no le repugnaba aprovecharse de la religión o de cualquier impostura cortesana que hiciera falta para poder comer. Esta semana se ha hablado mucho sobre el joven impostor Francisco Nicolás. Le asocian al PP o al menos eso parecen mostrar las fotos de sus principales figuras: Aznar, Rato, Mayor Oreja, Esperanza Aguirre, Ana Botella, etcétera. No parece que este joven bien vestido tenga hambre física aunque sí parece víctima poseída de un delirio de grandeza que le ha llevado a pasar por agente del CNI, a desplazarse por Madrid con coches de alta gama, y pasar por la Moncloa para saludar a Felipe VI en la fiesta de la proclamación. No faltan plumas periodísticas que se preguntan cómo esto es posible cargando incluso contra los servicios de seguridad. Yo no voy por ahí. Yo lo que pienso es que el sainete que acabamos de ver es una metáfora algo cómica de la España de la corrupción. Hace veinte años, Javier Pradera escribió un libro donde adivinaba ya lo que podría pasar si las oligarquías de los partidos no aplicaban el bisturí a tiempo. Las ejecutivas, se dice, son máquinas de repartir dinero y cargos. En este microclima férreamente guardado por asesores y gente de los medios afines, es donde crecen los casos de corrupción más escandalosos. En este momento asusta la cantidad de imputados, de uno u otro signo. La justicia se las ve y se las desea para desenredar la madeja. Vamos a ver qué pasa en las próximas elecciones.







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