Vergüenzas y desvergüenzas

Si uno se topa con la realidad porque la ve o, en el peor de los casos, la vive, suele ocurrir que, o se revela ante la crueldad de la misma, o se hunde en la más desoladora de las desesperanzas.

Es ya difícil no palpar la pobre fotografía de la sociedad española. A poco que te mueves, divisas a niños que están pasando necesidades, a muchísimas personas que duermen en bancos, cajeros, aparcamientos, vecinos que pasan frío porque no pueden pagar el desorbitado recibo de la luz, aún siendo un país con energía, pero mal repartida a todas luces; y plazas llenas de desempleados, sin rumbo y mal viviendo.

Y a la realidad palpada se suman estos días los datos de distintos organismos no gubernamentales, como el informe de Foessa y Caritas sobre desigualdad y derechos sociales, o el de UNICEF, con cifras escalofriantes. Así nos muestran la vergüenza patria de un 10’9 % de exclusión severa o, como nos indica Cruz Roja, 3.000 niños que han tenido que ser atendidos en Almería por su situación de pobreza.

Mientras tanto nos encontramos a la concejala de Asuntos sociales de la capital devolviendo a la Junta más de 30.000 € asignados para contratar a desempleados de larga duración, entorno a treinta familias de la capital que podrían haber dado de comer a sus hijos durante un tiempo; ¿alguien puede dormir tranquilo actuando así? Pero es que además, esta señora, ha devuelto también a la Junta 413.000 € de la partida designada para ayuda a domicilio, más empleos no creados y mil dependientes sin ayudas, ¿y no se plantea dimitir?

Esta es la realidad de un gobierno municipal al que no importa en absoluto las personas, solo la confrontación política, la foto, el regenteo, las grandes obras adjudicadas a sus amigos, las operaciones envueltas con trueques extraños entre particulares concretos,…, y la soberbia, esa que les hace mirar por encima del hombro a quienes no les siguen, y la misma que da migajas a desesperados para mantenerse en altares endebles, porque recuerden, Roma también cayó.