Se prohíbe pedir

Las decisiones y acuerdos adoptados por algunos municipios, como la vida misma, ofrecen un amplio abanico de casuística que se desenvuelve entre extremos y en menor medida en un término medio. En esa amplia horquilla de bandos, edictos y ordenanzas nunca encontraremos el más insólito contenido, las cuestiones más inauditas o los más extravagantes objetivos; como en el circo siempre hallaremos el más difícil todavía. Es lo que puede  haber ocurrido con la recién aprobada ordenanza municipal de Canjáyar que  sanciona el hecho de recoger o recuperar cosas de la basura sin tener autorización municipal. Tales actuaciones son consideradas en la normativa referida infracciones muy graves y podrán ser sancionadas con multas que pueden oscilar entre los 250 y 500 euros.

 Como bien subraya la información de La Voz no es el primer caso que se produce de esta índole. Los ayuntamientos de Sevilla y Córdoba ya tuvieron una experiencia similar y ante la impopularidad de la medida tuvieron que  retirar la ordenanza. Salvadas las distancias parece que el consistorio canjilón  quiere demostrar que en su caso la aplicación de la norma es factible y parece que en el camino de conseguirlo está, pues la ordenanza ha sido aprobada tras superar el correspondiente periodo de exposición pública sin que se hayan presentado alegaciones ni sugerencias. De este hecho se puede desprender que todo el pueblo está a una con esta decisión de su consistorio, que ningún vecino ni colectivo ciudadano ha tenido suficiente sensibilidad con las consecuencias de la normativa o que el grado de pasividad en cuanto a participación ciudadana es absoluto. En este caso es de esperar que, al igual que al entrar en muchos pueblos nos tropezamos con un “Se prohíbe la venta ambulante, salvo en días de mercado”, en los accesos de Canjáyar se advierta: “Se prohíbe pedir”