En la política abunda la doblez, aunque lo que más se despacha es la adulación con quien están en la cima del poder. Adulación delatan, por ejemplo, algunas de las opiniones que encomian la hoja de ruta de Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía. Medios hay que por demediar a Pedro Sánchez andan tallando mármol allí dónde el resto de los mortales no vemos otra cosa que la historia de una ambición todavía no respaldada por el Jordán de las urnas. A este respecto, resulta esclarecedor el tratamiento informativo dado a la entrevista con Mariano Rajoy en La Moncloa. Dice Díaz que los intereses de España están por encima del PSOE -y bien dicho está-, pero de ahí a inferir, como hemos escuchado decir, que estamos poco menos que ante una frase para la Historia media el trecho que separa lo sublime del ridículo. Trecho recorrido ya en registro periodístico por algunas de las crónicas que se pueden leer estos días en clave de denuesto al actual secretario general del PSOE. De Sevilla llegó la especie -no desmentida- de que sí el PSOE no remontaba en las municipales, montarían una gestora. Hasta Felipe González tuvo una segunda oportunidad. La que ahora algunos le negarían a un Pedro Sánchez que lleva menos de cinco meses al frente del partido y qué, por cierto, no va a ser él quien se presente para ser alcalde o presidente de comunidad. Candidatos serán otros a quienes los ciudadanos juzgaran o por lo que han hecho (caso de los que intentaran seguir en el cargo, como Emiliano García-Page en Toledo) o por lo que los votantes asocien con lo que hicieron cuando gobernaba su partido. Frente a las urnas, la gente decide en función de la memoria política acumulada. Memoria que en el tiempo presente pasa revista, en primer término, a los episodios de corrupción.
En ése registro Pedro Sánchez lleva ventaja sobre otros compañeros de partido a quienes se les puede -y debe- pedir explicaciones. Mientras en Andalucía siga pendiente el esclarecimiento de la trama de los ERE y de sus derivadas colaterales en Mercasevilla, la discreción debería ser norma. Obvio es decir que desde las trincheras afines al PP cuanto más se hable de Pedro Sánchez en registro a la baja menos espacio queda en tertulias y periódicos para referir los progresos del juez Pablo Ruz en la culminación del sumario del "caso Gürtel", trama de presunta financiación ilegal del PP. Pero esa es otra historia. De momento lo que se despacha es ¡todos contra Sánchez¡ Si siguen así, acabará en La Moncloa. Sabido es que a los españoles les encanta llevar la contraria.
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