Con escasas diferencias de fechas acabo de leer dos textos importantes de autores memorables. No dispongo de espacio ni siquiera para el primero, menos aún para los dos juntos. De todas maneras se trata de dar simple noticia del acontecimiento editorial. Estoy refiriéndome al libro de Antonio Muñoz Molina “ Como la sombra que se va”( Seis Barral 2014) así como al de Javier Marías “ Así empieza la malo”( Alfaguara,2014). Yo pienso que a Antonio se le puso de pie en su memoria la novela autobiográfica al enterarse por Hampton Sides que el asesino de Martin Luther King había pasado diez días en Lisboa buscando un visado para perderse en Angola. A partir de aquí la capital portuguesa se convierte en un argumento más de fondo. Conocida es la relación poética y personal de Muñoz Molina con la gran ciudad abierta al Atlántico. Hasta allí llegó en el año 1087, dejando Granada, para tomar apuntes para la novela “ Invierno en Lisboa” que en aquel tiempo tenía en el telar. La descripción de Lisboa, sus calles, sus plazas, sus tranvías, sus villas, sus playas y lugares recónditos, sus comercios, bares y cafeterías forman parte de la mitad del texto. Pero qué descripción, qué ritmo tan soberbio, qué acierto en el colorido y en la siempre certera adjetivación. La otra parte, “la sombra que se va” pertenece a la tocada y fuga del asesino James Earl Ray. El autor ha podido disponer abiertamente de los fondos del FBI y también de casi toda la bibliografía acumulada durante tantos años, incluso con los escritos del propio asesino. Quiero decir con ello que aunque no tengamos descubrimientos nuevos, lo verdaderamente apasionante es el estilo, la escritura no fácil de olvidar. En segundo lugar pero no menos meritorio tenemos la gran novela de Javier Marías. Arranca, como ya es costumbre en este autor, de una frase de Schakespeare. Aquí hay más profundidad, más construcción de personajes, mejor engranaje novelesco. Más suspense, desde luego. Es ésta una novela de las de las que se cogen una noche y ya no se dejan hasta el amanecer, quiero decir hasta el final. Aparece en ella un duro aguafuerte sobre la España de los años ochenta cuando todavía no existía el divorcio. Y sobre todo un critica a los oportunistas el franquismo que primero callaron, luego medraron, al final se aprovecharon bien del pueblo oprimido. La trama argumental se lo dejo a la inteligencia del lector.
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