Cine de barrio

Bien podía TVE, la televisión nacional del PP, haber programado el sábado pasado otra película más actual, una de esas que están llamando la atención en el mundo cinéfilo de hoy, en vez de “ Estoy hecho un chaval”, (1977) con guión de Alfonso Paso y con Paco Martínez Soria de primer intérprete. Aún así la sociedad española de este año que se va se parece bastante a aquella otra, vieja y agónica, de finales del franquismo. Protagonista el paro. De corrupción a mansalva no se podía hablar entonces. Hoy tenemos algo más cruel y son los desahucios que no paran, las hipotecas y los embargos inmisericordes, el informe Foessa que delata la mentira de los defensores de la recuperación etc. En un Madrid todavía de posguerra surgen un personaje entreverado de cómico y de gran perdedor, graciosillo encima, que no quiere jubilarse. Tiene 68 años y en su antigua empresa el dicen que se acabó lo que se daba. El pobre tiene una caterva de hijos y por si fuera poco su mujer anda embarazada en espera de gemelos. El españolito va en busca de sus antiguos amigos. Les pide ayuda, pero son más pobres que las ratas. Al fin consigue lo que no quiere nadie, visitador médico, cobrador puerta a puerta, actuar de concursante en “La maletas del millón”,un programa de televisión presnetado por Kiko Legard. Por aquel tiempo el crítico Alfonso Sánchez dijo que el cine español recurre siempre a la Navidad cuando no tiene nada que decir. Y en efecto, nuestro protagonista hace también de Rey Mago. Estando para salir la Cabalgata le llega la noticia de que su mujer se ha puesto de parto. ¡Madre! Las cosas se le ponen al hombre de colgarse en un algarrobo. Pero no, hay esperanza, ésta se llama irse a Alemania. En los últimso planos de la película “ Estoy hecho un chaval” aparece el matrimonio vestido a la andaluza vendedores de souvenirs en un kiosko de Franfurt. Paco Martinez Soria saca sus últimas conclusiones mirando al horizonte con los ojos perdidos: “Salimos de allí ( España) y ahora quisiéramos volver”. El espectador de 2014 abandona el sofá o la butaca de casa con la sensación de que este país ha cambiado mucho desde entonces pero solo es para un diez por ciento, como dice Pedro Sánchez. La corrupción de la élites amenazan nuestro futuro, que es el de muchos miles de jóvenes, para mucho tiempo.