Vivir con miedo

Si olvidamos, fomentamos que los discursos xenófobos y agresivos se aviven y se normalicen

Mar Verdejo
22:17 • 23 ene. 2015

Deberíamos de estar preocupados porque hay razones. Los mensajes de xenofobia crecen. Las tensiones ligadas a la integración y sus debates correspondientes van aumentando de tono, convirtiéndose en una discusión que no siempre es razonada ni argumentada. La historia, sobre todo la reciente, se nos está olvidando rápidamente y la están haciendo desparecer de los libros de Historia. Dice José María Ridao: “me dio la sensación de que la historia era una criatura un poco fantasmagórica, casi un mito que se construye ”a posteriori’ “, por tanto tenemos que ser críticos y observadores de lo que está sucediendo: no hay una verdad única. Hay que ser valientes y observar qué se esconde más allá del horizonte. 


Si olvidamos, fomentamos que los discursos xenófobos y agresivos se aviven y se normalicen dentro de los partidos tradicionales. Cada vez se usa más el miedo para resolver los problemas sociales y de convivencia. No hay ideas que alienten la diversidad cultural. El discurso del miedo, el del “ellos” y “nosotros”, ocasiona brechas entre la ciudadanía y hace que la libertad y los Derechos Humanos sean excluyentes para unos ciudadanos del mundo y para otros no. ¿Qué está ocurriendo en España y en Europa? ¿Cómo queremos que sean las sociedades occidentales? Debemos de tener una crítica constructiva para que nos ayude a comparar los discursos y actos. Hay que luchar contra cualquier tipo de violación a la dignidad humana: violencia, derecho al trabajo, racismo, vivienda, etc. Urge, a nivel local, crear lugares donde la ciudadanía de diferentes culturas, religiones y sensibilidades ayuden al conocimiento mutuo. El diálogo de la ciudadanía intercultural se hace imprescindible en lo más cercano para poder enfrentarnos a la raíz que hará el cambio, como es la educación, las diferencias sociales, el racismo, la discriminación, etc. y entre todos recuperar la memoria, incluso de los momentos más oscuros de nuestra historia: esclavitud, colonialismo, genocidio, etc. Hay que hablar para recordar, para aprender de los errores y dejar de ser víctimas, que se respete la memoria de los que participan colectivamente. Tenemos que ser críticos en Occidente sobre cómo estamos gestionando la inmigración. Hace falta un discurso valiente que reconozca que les arrancamos la materia prima al mal llamado Tercer Mundo y que luego les impedimos buscarse una vida más digna con: leyes más estrictas, vallas más altas y más sangrientas que intentan impedir el éxodo imparable que causa la pobreza y la huída de los regímenes dictatoriales. Dice el periodista D.Ndongo: “La miseria es un mecanismo eficiente de dominación”. No podemos criminalizar a los que huyen de la pobreza o de la falta de Derechos Humanos; y nos tenemos que reconciliar con la humanidad, no con caridad, sino con la confianza mutua y con espíritu crítico. La ciudadanía tiene que comprometerse a lograr una sociedad más justa y equitativa a través de una nueva política más creativa y ética, porque como decía W. Shakespeare en el rey Lear: ¡Maldita sea la época en que el rebaño de ciegos es conducido por un puñado de locos!







Temas relacionados

para ti

en destaque