Creo que todos -cada uno desde su perspectiva- se están pasando al convertir de esta manera a Podemos en superprotagonista de la política española. ¿Por qué hemos tomado las elecciones griegas como un asunto interno español? Porque iba a ganar y ha ganado Syriza, el partido hermano de la formación de Pablo Iglesias. ¿Por qué la convención del PP no ha tenido nada que ver con lo que era de esperar para una reunión que tenía que analizar sobre todo las propuestas de la formación de Rajoy para el inmediato futuro de España? Porque sus dirigentes y militantes están sobrecogidos de espanto ante la firme creencia de que los de Iglesias son un fenómeno sobrenatural cuyo remedio solo reside en recetas sobrenaturales. ¿Por qué Susana Díaz rompe la baraja en Andalucía y liquida su coalición con IU? Porque la socialista piensa que adelantar las autonómicas en su tierra es necesario para que Podemos no tenga tiempo de organizarse allí del todo y así no pueda derrotar al PSOE, como en el fondo teme. ¿Por qué Alberto Garzón se muestra tan interesado en que IU se entienda y pacte con Podemos ante el aluvión de elecciones que se avecina durante todo el año? Porque piensa que sin Podemos no hay salvación.
Observo un cierto grado de patetismo en esas obsesiones generalizadas con Podemos. En cuanto al PP, por ejemplo, juzgo que en su famosa convención del fin de semana deberían haberse ocupado mucho más y de verdad de sus terroríficos problemas de corrupción. Empezando por el gran drama de la actualidad a raíz de la salida de la cárcel y del aluvión de declaraciones de Luis Bárcenas, entre las que destacan las referidas a la presunta percepción de dinero negro por Rajoy y otros muchos dirigentes del partido, como constaba ya en los famosos papeles hechos públicos hace ahora dos años en "El País". La estrategia que siguen con su antiguo tesorero es algo más que demencial, sobre todo después de los famosos mensajes del presidente del Gobierno, aquellos de Luis, sé fuerte y aguanta. El tal Luis ya vemos cómo actúa y cómo demuestra que es más listo que todos ellos juntos. Con todas estas cosas, no hace falta tanta obsesión con Podemos, pues ellos solitos se están poniendo la soga al cuello. Entre todos están forjando una victoria electoral de Podemos más fuerte si cabe que la de Syriza en Grecia.
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