El amor volador

“San Valentín es honrado a caballo entre el mercantilismo y el sentimiento amoroso”

José Luis Masegosa
01:00 • 16 feb. 2015

Entre la indiferencia de muchos y la pasión  de otros la resaca valentina evidencia el arraigo y vigencia en nuestro entorno de la celebración del día de San Valentín, efeméride que en realidad conmemora el martirio del sacerdote romano Valentín de Terni. El llamado patrón de los enamorados perdió la vida por apadrinar matrimonios secretos de parejas jóvenes enfrentándose al emperador Claudio II . 


Desde que la celebración de la fiesta adquiriera carta de naturaleza en el mundo anglosajón, hacia 1842, la celebración traspasó fronteras a numerosos países con la oportuna casuística de acaecer en estas calendas donde se suceden los apareamientos de las aves y pájaros, circunstancia que refuerza la motivación del festejo. 


Festividad A caballo entre el mercantilismo que adereza la festividad y la esencia del sentimiento amoroso, San Valentín es honrado por millones de parejas de humanos en una irrefrenable carrera que buscan las más sofisticadas formas de profesión amorosa. Cédric y Rachida, la pareja gala que en septiembre de 2012 envió un mensaje de su enlace en un globo que tras atravesar los Pirineros fue descubierto por el cazados Lucas Muñío, en la localidad turolense de Alcaine, aún mantienen intacto su amor y su deseo de regresar de nuevo al lugar adonde el viento llevó el testimonio sentimental. Recientemente, el rockero chino Wang Feng ha enviado dos anillos en un dron a la actriz Zhang Ziyi, protagonista de “Memorias de una geisha”, para pedirle el matrimonio.  A estas dos originalidades habría que añadir los numerosos casos de parejas que en el aire se comprometen o se entregan en aeronaves, parapentes y demás artilugios voladores.  Y es que parece que se impone echar a volar el amor, hacer el amor volador para que sobreviva ante las pretensiones de  romper los vínculos emocionales de corte romántico.  







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