La trena o la esquina del cupón

No nos vayamos a perder en el matiz jurídico del término “imputado” o entremos en disquisiciones semánticas sobre la atribución o no de una presunta comisión de delitos. Todos sabemos que un imputado no es más que alguien al que un juez llama para que le explique algunos asuntos que no parecen estar del todo claros. Ni más, ni menos. Y a mi juicio, la clave de la imputación de Manuel Chaves y José Antonio Griñán en el caso de los ERE falsos está en saber qué demonios van a poder contar estos señores al juez instructor de la causa en el Tribunal Supremo, Jorge Alberto Barreiro, cuando éste les pregunte por su relación de conocimiento o desconocimiento de la trama de saqueo de fondos públicos urdida en el corazón de la Junta de Andalucía. Desconozco si en el Supremo estarán para muchas bromas, pero siento verdadera curiosidad por ver si ante este tribunal también van a argumentar ignorancia y desconocimiento del contrastado plan que, instalado en el núcleo duro del poder decisorio en la Junta de Andalucía, desviaba dinero de contratos y subvenciones para favorecer millonariamente a personas y empresas relacionadas directamente con el PSOE, partido en el que ambos militan y han ocupado cargos de altísima responsabilidad. Y vuelvo ahora al argumento que más de una vez he sostenido: tranquilizaría más saber que hemos estado en manos de unos golfos antes que en las de unos menguados, porque si de verdad la Junta de Andalucía ha estado presidida dos veces consecutivas por unos papafritas dotados de una ingenuidad tan oceánica como para no darse cuenta de que a su alrededor se robaba a manos llenas, habrá que decidir si pedirles prisión incondicional o concederles una esquina con expositor de venta de cupones. Y a todo esto ¿ha llamado ya Susana Díaz a sus mentores para comunicarles eso que anunció que les comunicaría si resultaban imputados?