Descreídos

El 80% de los españoles no cree que la economía mejore, según el CIS. ¡Pero qué pandilla de faltos de fe con lo que está cayendo diariamente y a todas horas desde las esferas del poder! Nada más tomar las riendas del gobierno, el Partido Popular comenzó a decirnos por todos los medios a su alcance (y no son pocos) que estábamos ya saliendo de la crisis. Es cierto que hoy tenemos algunas noticias consoladoras. No hay que exagerar. Los líderes europeos que nos metieron en los crueles recortes, dicen hoy que vamos por buen camino. Rajoy no se cansa de afirmar que crecemos casi por encima de Alemania. Si esto no es un segundo milagro económico español, que venga Dios y lo vea. Sin embargo, los hay duros de mollera. El ochenta por ciento nada menos. En cuanto a la corrupción, lo nuevo es que los ciudadanos se interesan menos por la mano en la caja que por problemas de índole social como educación, sanidad, paro, desahucios, etcétera. A lo mejor es que la gente está hasta el gorro de mordidas, teniendo en cuenta la pandilla de golfos de guante blanco y cuello duro que nos rodea, especialmente cuando leemos que el asistente del juez del “Caso Gúrtel fue pagado presuntamente por la comunidad de Madrid. Qué asquito, madre. En tiempos de Felipe González se puso de moda aquello de “la verdad real” y “la verdad publicada”. Son cosas bien distintas, porque, como dijo Machado, “también la verdad se inventa”. Y es esta verdad empaquetada de los periódicos y las tertulias, de los partidos políticos y de lo mentideros que viven a su olorcillo, lo que ha llevado a las clases trabajadoras al repudio total. Sí porque, en general, la clase trabajadora no exporta, no vende coches, no está todo el tiempo pegado a la bolsa a ver cómo van las decimillas, sino que sufre la subida  de precios, nota que cada día tiene más dificultades para llegar a fin de mes. Así que adiós macroeconomía, por muy digna señora que seas. De ahí que le resbalen todos los cantares de ciego de los mandarines remunerados del Gobierno. Y ya puede Rajoy comparar su España con la que dejó Zapatero, un ochenta por ciento de españoles, después de tres años de gobierno popular, dice aquello de a otro perro con ese hueso.