Ahora les llaman auxiliares nocturnos de información o de atención ciudadana en la vía pública. Así se recoge en una convocatoria del municipio de Huércal Overa que pretende contar con un empleado a modo de sereno. Las transformaciones en todos los órdenes han acabado con la mítica y emblemática figura del sereno que durante algunos años pude conocer por donde quiera que anduve. En un banco del Paseo disfruté las numerosas vivencias y anécdotas del último sereno de Almería que en la década de los ochenta tan solo utilizaba ya gorra y una suerte de chuzo. En distintos periodos madrileños trabé amistad con algunos de estos ángeles de la noche, a caballo entre el héroe y el confidente; desde Armando, uno de los serenos de la zona de Cuatro Caminos, hasta Manuel Amago, el último sereno de Madrid que durante más de medio siglo atendió a los vecinos de la calle Doctor Gómez Ulla y que a sus más de ochenta y seis años no acierta a comprender porqué ha desaparecido casi de forma generalizada su añorada profesión, y menos aún que los sucesores de su oficio, que aún sobreviven en muy pocas ciudades, hayan sustituido el chuzo por el iPad. Hablar en estos tiempos del guardapolvos, silbato, gorra, pistola en cincho, el chuzo y un manojo de llaves es un viaje en el tiempo a escenarios perdidos en los que aún suenan los avisos horarios y climatológicos: “Las doce y sereno”, o la respuesta inmediata a las solicitas palmadas de la noctámbula vecindad: “..Vaaaa..”. La génesis del oficio cuenta que éste acuñó el vocablo de sereno porque surgió en Valencia para dar ocupación al mermado gremio de coheteros, ciudad en la que predomina la bonanza climatológica. Tal vez si la profesión hubiese nacido en Galicia o en el Euskadi habría sido denominado nublado. ¿Cómo será el nuevo auxiliar nocturno de Huércal Overa?. ¿ Sereno o nublado?.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/79227/sereno-o-nublado