Esta semana hemos estrenado la nueva modalidad para viajar en tren a Sevilla: coger el tren en Almería, bajarse en Granada, coger un autobús, pararse de nuevo en Antequera y subirse otra vez al tren para continuar hasta Sevilla… una situación que parece que entra dentro de ‘lo normal’, a los ojos de Renfe, que el pasado martes, el primer día de la interrupción del servicio, aseguró que la jornada había transcurrido con “normalidad”.
El corte de la línea que estamos padeciendo se ha producido para adaptar a la alta velocidad el tramo Bobadilla-Granada y conseguir así que, a finales de 2015, los granadinos puedan disfrutar de su AVE a Madrid. Entretanto, Renfe compensará a nuestros vecinos de Granada con el doble de conexiones con Madrid, ocho los días de diario, y reduciendo en 35 minutos el tiempo de viaje entre Granada y la capital de España.
Mientras tanto, los almerienses seguimos con nuestros dos talgos diarios hasta Madrid, que tardan 6 horas y 51 minutos, y nuestros cuatro trenes diarios hasta Sevilla, que nos depositan en el destino en 5 horas y 48 minutos, con dos transbordos.
A estas alturas de la película, la ‘normalidad’ en la provincia de Almería es que las comunicaciones por tren sean un completo desastre y, lo que es peor, que a los responsables de esta situación les importe más bien poco.
Sólo así se puede entender que en el PP hayan hecho oídos sordos a la petición que hemos hecho los socialistas para que se construya un intercambiador que beneficiaría enormemente a Almería. Lo que pedimos es sencillo: se coloca un cambiador de ancho en Granada para que los trenes que salgan desde Almería puedan utilizar la vía de alta velocidad y conseguimos reducir los tiempos de viaje a Madrid (una hora y media menos) y a Sevilla (una hora y veinte minutos menos) e incluso abrir una conexión nueva con Málaga, que duraría unas 3 horas y media. Todo esto por la módica cantidad de 7 millones de euros y en un plazo de entre 8 y 12 meses.
Tras hacer esa petición, ha ocurrido ‘lo normal’: que en el PP de Almería y en el Ministerio de Fomento se han hecho los suecos. En esto son especialistas: de hecho, llevan los últimos tres años con la construcción del AVE entre Almería y Murcia paralizada, haciendo como que esa obra no va con ellos. En los últimos días, con la polémica abierta por Ciudadanos sobre la necesidad o no de completar la red de Alta Velocidad, en el PP se han echado las manos a la cabeza. “¡El AVE hay que hacerlo!”, han exclamado. Efectivamente, hay que hacerlo y, de hecho, ‘lo normal’ sería que el Gobierno de Rajoy lo hubiera hecho ya en estos últimos tres años.
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