El perfecto idiota andaluz

Ahora que se ha muerto Eduardo Galeano, ha vuelto a hablarse de ese famoso “Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano” en el que el ahora fallecido servía como inspiración a varios autores liberales para rebatir con bastante chufla las teorías populistas y victimistas de un cierto tipo de izquierda sudamericana que, aún hoy, sigue dando espectáculos de realismo mágico-político. Pero no hablamos de eso, sino de otra idiotez más cercana, más propia y más nuestra. La que se aprecia en el ruido de fondo del recital de declaraciones que los altos cargos de la Junta de Andalucía han venido haciendo estos días en el Tribunal Supremo a cuentas del escándalo de los ERES, los cursos falsos y toda la amplia gama de tonalidades que tiene el saqueo institucional en Andalucía. La nueva carrera de baquetas se llama hoy pasillo judicial y los lambreazos de la tropa se han cambiado por las preguntas de los periodistas micrófono en mano. En esa poco airosa circunstancia hemos visto pasar a varios consejeros y hasta a los dos últimos presidentes de la Junta de Andalucía. Y la conclusión es que todos son idiotas. Nadie sabía nada de lo que pasaba, ninguno tuvo conocimiento de que, allí mismo, a su lado, se estaba llevando a cabo un saqueo sistemático de dinero de todos los andaluces que, casualmente, acababa siempre en manos de militantes, compañeros y amigos de su mismo partido, el PSOE. Pero ellas y ellos jamás sospecharon de alguna irregularidad, por mínima que fuera. Y mientras los idiotas gobernaban, los millones volaban sin dejar rastros. No estoy diciendo que hayan mentido al juez, sino que estoy dando por bueno que, efectivamente, ninguno de ellos supiese lo que estaba pasando. Creo, sinceramente, que la carrera profesional y política de estos altos cargos (a la que cabría añadir alguna aportación de la Corona) debería formar parte de los cursos de integración y formación de las asociaciones de discapacitados de todo el mundo. Todo un ejemplo de superación de carencias intelectuales.