Dejamos que se pierda el agua en el mar y después hacemos sondeos

Juan Torrijos
17:36 • 15 abr. 2015

Arremangao, con los brazos al cielo, se nos presenta el presidente de la Mancomunidad, alcalde de Gádor y senador del reino, Eugenio Gonzálvez, con la máquina dispuesta para hacer un sondeo que aporte agua a la que se saca de los pozos de la Calderona. Y todo eso dos, tres días, una semana o dos después de que el Andarax haya mandado al mar miles de hectómetros cúbicos del preciado y elemental líquido. Así somos los almerienses, primero la dejamos que se pierda por los caminos que la llevan al hermoso Mediterráneo. Y luego pagamos lo que haga falta para intentar sacar algunos litros de los que se hayan filtrado a su paso en las oscuras entrañas de la tierra. Y allí estaba el hombre, vendiendo ante la máquina (brazos al cielo) el nuevo sondeo de su Mancomunidad.  


Hace algunos, quizás demasiados años, a un político se le ocurrió que una pantaneta en la barriada de Alcora, a los pies del tajo Faraite en Padules, podría recoger, retener y distribuir el agua para los pueblos del medio y bajo Andarax. No sé si fue al mismo, tampoco tiene importancia ahora, pero también se le ocurrió que otra en el río Nacimiento podría dar un gran futuro al regadío de los pueblos de su influencia. Han pasado los años, qué digo años, han pasado décadas, y las pantanetas siguen en el olvido. Nadie habla de ellas. Las aguas bajan por el Andarax en tromba, cuando lo hacen, camino del mar, y unos días después a nuestros sesudos padres de la patria con tres, dos y hasta un cargo político, se les ocurre que hay que hacer un sondeo para darle agua al personal. Y en esas andamos, máquinas en ristre.


Lo mismo no es rentable hacer una pantaneta nos dirán las cabezas pensantes, ¿y qué? tampoco lo es el Ave, no lo es la Universidad, tampoco un hospital, pero estarán con uno en que hay que hacer esas obras y pagar con nuestros impuestos su mantenimiento y el servicio que prestan a la ciudadanía. Durante los años ochenta, antes de que los socialistas perdieran las ideas y las ganas de trabajar por los demás, en una reunión en Illar, dijeron que no se podían hacer las pantanetas porque los regantes no estaban por la labor de pagarlas. Tiene bemoles. ¿Los enfermos pagan la construcción de los hospitales, los estudiantes la de la universidad, los conductores la de las autovías?  ¡Qué políticos tenemos!







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