A un intelectual descomprometido 

“Desde que te metieron en esa empresa pública, has claudiacado como un cerdo con la pila llena”

Kayros
23:31 • 16 abr. 2015

Hola colega: Me han dicho que te has retirado de la cotidiana angustia de escribir como si el mundo ya no te interesara lo más mínimo. Quien te conoció cuando eras comunista y sabe que te morías de ardor porque llegara pronto la revolución mundial pilotada por la clase obrera, no entiende ahora tu olímpica gandulería. Alguien te ha visto hoy dedicado a las más extrañas faenas, como el senderismo, la ornitología, las copas nocturnas con los amantes del kárate y la defensa personal. ¿Qué pasa, amigo?¿No te gusta el mundo que tenemos ¿Y a qué esperas? ¿Crees que las cosas se arreglarán ellas solas? Desde que por enchufe te metieron en esa empresa pública y nacional, sin oposición ni mérito alguno por tu parte, has claudicado cono un cerdo con la pila llena. Ya no quieres saber nada de los que sufren. Es demasiado tragín la vida ¿verdad? El compromiso trae muchos quebraderos de cabeza. Se está más guay yendo a pasear por la mañana, echar la quiniela por la tarde, y luego esperar por la noche ver plácidamente en el sofá “Juegos de tronos”. Ya lo dijo Unamuno (seguramente éste es el único nombre culto que te queda de otros tiempos). “Cada vez que considero/ que me tengo que morir, tiendo la capa en el suelo/ y no me harto de dormir”. Duerme, hijo, duerme. No te enteres de nada malo que viene el coco. Por África raptan y matan a las niñas. Por Europa las pateras naufragan y los jóvenes se ahogan. Por América los pistoleros se vuelven locos y entran a tiro limpio en los colegios. ¿Y qué me dices del auge del yihadismo? Ya no hay guerras donde se encuentren dos ejércitos frente a frente. Ahora es la degollación brutal del matadero mirando a las cámaras. No quiesiera ponerme teórico: no voy a hablar de crecimiento ni de recesiones. ¿Para cuándo la sociedad sin los de arriba y sin los de abajo? Sé que ni tu ni yo veremos realizada esta promesa, pero ello no te dispensa de tirarte todas las tardes jugando al mus en el casino y luego quejarte de que se oyen de preferentes explotados en el Paseo. Anda anímate. Vuelve a tus tiempos jóvenes y escribe algo aunque sea sobre las dinastías faraónicas. No es preciso que hables de Rajoy o de Rato. Ya sé que eso compromete mucho. Puede peligrar la medalla del trabajo que bien merecida la tienes después de no haber dado golpe en tu vida.







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