La Junta de Susana, el Cortijo del Fraile y el Palacio del Almanzora

Juan Torrijos
01:00 • 25 abr. 2015

¿Cuántos años llevamos de arreglos, componendas y peleas entre la Junta y los propietarios del Cortijo del Fraile? Más de una década y lo que nos queda hasta que se caiga la última piedra de sus muros. Multas y denuncias por parte de la administración autonómica viene siendo el más importante y sincero diálogo entre las partes. Siempre con el intento de que el Ayuntamiento de Níjar entrara también en el apartado de pagar parte del desaguisado. Cierto que la justicia puso a cada uno en su sitio y le dijo a la administración sevillana que se dejara de cantes de ida y vuelta. Es posible que esa denuncia y las consiguientes y futuras multas sea la única forma y manera de tratar con los propietarios de la finca y de los restos que quedan del cortijo, pero algo me dice que no está siendo justa con ellos la Junta de Susana. Y uno cree que no lo está siendo porque no ve el mismo trato con otros propietarios que tienen bienes catalogados y de interés en nuestra provincia. 


Ahí tienen ustedes el palacio del Almanzora en Cantoria. Sólo defendido por un colectivo de amigos que vienen trabajando sin (o con muy pocos) apoyos oficiales desde hace años. No he leído en la prensa ni una admonición por parte de la Consejería de Cultura de la Junta contra los propietarios del palacio. ¿Y por qué? No lo sé, y me gustaría saber si es que también existen propietarios de primera y de segunda. O de izquierdas o de derechas. O rojos o azules. Y según la acera que ocupen esos propietarios así les trata la Junta de doña Susana. Si los del Cortijo del Fraile se merecen una multa que se la impongan, pero por el mismo motivo lo hagan también con los del Palacio del Almanzora. O vamos a tener que pensar que existe algún oscuro trasfondo que hace que la Junta no vea con los mismos ojos a unos y otros propietarios. Castañazo a los de Níjar, ¡bien!, pero que no se vayan de rositas, como parece, los de Cantoria. 


Con comportamientos como el mencionado entre el cortijo y el palacio los políticos de la Junta de Andalucía no ganan el tan necesario prestigio que le hiciera al ciudadano respetarla, más bien al contrario. Se ganan, y sin ningún esfuerzo, la sensación de que están defendiendo posturas interesadas y con carga política e ideológica.







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