Paisajes de interior

“Habitamos un país en el que ser pobre te crea un sambenito”

José Luis Masegosa
01:00 • 04 may. 2015

Habitamos en un país- porque vivir es mucho pedir- en el que ser pobre, además de un infortunio,es un marchamo que te crea un sambenito con el que has de convivir para los restos y que coarta tu libertad hasta el extremo. Que se lo pregunten a los más de cuarenta mil sin techo que no tienen la suerte de haber dado con algún albergue para transeúntes  y que tras el crepúsculo buscan cobijo en el más insospechado cobertizo, bajo marquesinas, en los cajeros automáticos,  al amparo de cualquier árbol anónimo o sobre la “cómoda” superficie de los bancos urbanos de nuestros parques y jardines.  Esta es la vergonzante estampa con la que nos podemos encontrar en nuestras ciudades y pueblos, al menos hasta ahora. Aviados están los hijos desnudos de la noche tras las actuaciones y las pretensiones de algunos de los candidatos a las poltronas municipales y autonómicas de este incierto país, pese a las rectificaciones, precisiones y explicaciones dadas a posteriori por algunos de los protagonistas de la deplorable actualidad de precampaña. Nadie entiende la incalificable medida adoptada por el consistorio de la capital del reino de dividir los asientos de los bancos urbanos en dos para que ningún maltrecho cuerpo humano pueda acomodarse sobre su superficie. Pareciera que ante la inexistente política social de los regidores de turno importa más la imagen de nuestros entornos que el último derecho de cualquier transeúnte a descansar sus huesos sobre la improvisada cama callejera. Al igual que muy pocos ciudadanos de bien entiendan que a los pobres hay que esconderlos, cuan apestados, porque molestan al turismo. La vida ahora, por desgracia, ya   no es a vapor, es más superficial y todo ocurre con tanta distancia que la gente, maldita sea, solo se para en la calle para despedirse, sin reparar en el semejante que hay abandonado, necesitado, desahuciado y excluido junto a nosotros. Somos cómplices de las aberraciones y tropelías que nuestros dirigentes y candidatos políticos cometen a diario en nombre de un supuesto interés general. Tal vez por ello en calendas electoralistas sienta cierta aversión a la intemperie y prefiera los paisajes de interior.







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