Hay quien dice que la recuperación tiene otro nombre y es la precariedad. Probablemente no vaya descaminado. El “austericidio”, motor básico de esos empleos que tanto airea el Gobierno cada fin de mes, se sostiene sobre contratos temporales y por horas, sobre salarios ínfimos, (los más bajos de Europa), sobre el despido casi libre. Pero esto no es lo peor. Lo más grave es que el trabajador apenas si se siente hoy amparado por los sindicatos. El Día del Trabajo de este año pareció más bien el Dia del Gran Capital. Gente a la playa o a la alta montaña. Anuncios de grandes cruceros y otras propuestas capitalistas de felicidad, mientras en las calles de Madrid, rompeolas de todas la calles españolas, apenas si protestaba una pequeña minoría que no asustaba a nadie. Para colmo los líderes de casi todos los partidos, salvo IU, estaban por ahí fuera por el antojo electoralista. Tanto Fernández Toxo como Cándido Méndez pidieron un “cambio político” en el lánguido día en que la derecha exigía estabilidad. El canto de la” Internacional” en vez dar sensación de fuerza obrera lo que produjo fue lástima y hubo quien se acordó de los desahucios, de los recortes a los funcionarios, de los pobres sin techo que Esperanza Aguirre quiere echar de Madrid para gozo de los turistas. Ya hasta el ministro de Guindos se atreve a decir que hemos salido de la recesión pero no de la crisis. Llevan, sin embargo, tres años cantando la bondad de los recortes, al amparo de una Europa que siempre exige mucho más para que no pase lo de Grecia. Ayer se recordaba a la generación perdida( 55% de paro juvenil sin otro futuro que el exilio) Entre esos recuerdos vimos a los lideres del PP echándole la culpa a Zapatero del desastre mundial. No obstante después de tres años, el desastre adquiere mayores proporciones. Ahora son ellos los que mandan y vienen de recortar la ciencia, la investigación, la educación, la sanidad, la dependencia y lo que no está escrito. Eso sí, tuvieron buen cuidado de salvar los bancos.
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