Cuando en España desciende el paro, en Almería sube

Kayros
01:00 • 07 may. 2015

Todos los titulares de la prensa almeriense repiten lo mismo: Almería, la única provincia donde sube el paro en abril (764 personas más). Quien ame los números podrá completar numéricamente esta información. Según los datos del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, en la provincia tenemos 77.764 desempleados. Esto quiere decir que la política económica del Gobierno no tiene aquí el mismo resultado que en otras partes. Y no es la primera vez. Así como sufrimos el atraso de las comunicaciones ferroviarias, somos también noticia debido a otra excepcionalidad aún más lacerante. Cuando en España desciende el paro, en Almería sube, y conste que aquí gobierna el PP con toda su cohorte de promesas y de soluciones mágicas. Los técnicos explican esta falla socioeconómica porque dependemos de un modelo productivo compuesto básicamente por la agricultura y el turismo. Doblada la Semana Santa, los contratos turísticos descienden y las víctimas del trabajo precario se marchan a casa. Lo mismo ocurre con los jornaleros del campo sometidos a la lógica temporal del producto agrícola. No obstante, los políticos siguen con sus promesas de nuevos puestos de trabajo, pero, a la vista de los resultados, tienen que aplazar para más adelante el canto del loco de la recuperación. Por actividades, el desempleo bajó en Agricultura (1 10 parados más); industria ( 36); construcción ( 360). Los sindicatos hablan de precariedad y aunque el Gobierno utilice en demasía la creación de empleo neto como una de sus banderolas más gloriosas, aquí al menos esa doctrina no emociona demasiado toda vez que cunde mucho más el contrato temporal y no raramente por horas. El trabajador, de ordinario, se ve en el dilema cruel de seguir en la empresa o tener que admitir sueldos nigerianos de tercer mundo que lo convierten en un privilegiado pobre. Se cree que una vuelta de la construcción al sector productivo almeriense animaría la vida económica, pero no son fáciles de olvidar los desmanes de otro tiempo junto a los muchos pisos vacíos que aún quedan en fuerte contraste con los desahucios. En cualquier caso, un año electoral como el que padecemos, no es buen clima para crear puestos de trabajo al menos por el momento.







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