Parece que el otro día en el Parlamento Andaluz algún diputado estuvo descortés y poco gentil con la nueva portavoz de Podemos en dicha Cámara, Teresa Rodríguez, y en lugar de callarse ante las cosas que decía y luego votar en consecuencia, le espetaron frases del tipo “calladita estás más guapa” o “no tienes ni puta idea”(sic.) Naturalmente se han alzado voces que han querido convertir este tema (poco ejemplar, pero ciertamente menor si tenemos en cuenta los diarios de sesiones de los parlamentos autonómicos, nacionales e internacionales) en una especie de cruzada machista contra la portavoz política. Me van a perdonar, pero uno empieza a estar harto de tantísima ridiculez. De entrada porque es una cuestión leve que evidencia dos cosas: la mala educación de quien interrumpe y menosprecia a un parlamentario en el uso de la palabra y la manifiesta inutilidad del presidente de la Cámara por no saber parar a tiempo el corrincheo. Si alguno o alguna quieren elevar este asunto a Causa General contra el Machismo Rampante y la Falocracia Universal, está en su perfecto derecho. Pero déjenme apuntar entonces un par de detalles. El primero es que la formación política a la que representa esta señora se vanagloria de interrumpir, boicotear, impedir y alterar todas las intervenciones, conferencias, discursos o cualquier otra actividad que ellas y ellos consideren inadecuados y dignos de alterarse. Suerte tuvo la afligida portavoz de no haber tenido que detener su intervención ante la presencia amenazante de gamberros vociferantes o zangolotinas despelotadas luciendo emotivos mensajes sobre la izquierda y la derecha. Y ya, de paso: ¿qué habría pasado si la intimidada por cachondeítos y faltas de respeto hubiera sido una parlamentaria del PP? Se lo digo yo: nada de nada. Ninguna de estas voces al borde de la ronquera antimachista hubiera dicho lo más mínimo, como nunca dijeron nada cuando el secretario de Organización del PSOE de Huelva mandó a la Ministra Fátima Báñez “a hacer punto de cruz a su pueblo”, o cuando el ex vicepresidente de la Junta, de IU, se refirió a una delegada del PSOE como “la de las tetas gordas”. Y ahora por favor, que no me digan que el machista soy yo, que me va a dar un soponcio. Y un berrinche.
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