No me apetece escribir por ahora sobre los resultados electorales. Démosle un tiempo a los acontecimientos para digerir los datos del domingo en España. La vuelta de la política nacional ha dejado en segundo plano el referéndum irlandéssobre las bodas gais. Aunque ya esto sea una tendencia repetida en todo el mundo, tratándose de Irlanda llama la atención por la fuerte influencia de la Iglesia católica y por los enfrentamientos entre las minorías vaticanista y protestante. El año l972 estaba yo en Madrid matriculado en la Escuela Oficial de Periodismo. Nunca se ha sabido bien qué asignaturas comprende esta carrera si tenemos en cuenta la complejidad de la vida humana. En aquel tiempo se decía que había profesores que se inventaban la materia para vivir en Madrid. Y lo insinúo porque el Plan de Estudios no podía ser más aberrante al exigirnos dos lenguas perfectamente habladas y escritas- francés e inglés- para el examen final. Semejante horror me obligó a viajar a Irlanda con lo cual tuve otras benéficas compensaciones. Hermosa isla llena de gente inteligente y amable pero, como les pasa a todos los isleños, con evidentes ganas de escapar. El prototipo de lo que decimos sería Joyce. Era aquella una sociedad donde religión y política se entrelazaban más de lo que fuera conveniente y donde había una guerra larvada entre el IRA y la Gran Bretaña. En aquel clima era imposible que se pudiera plantear un matrimonio entre personas de un mismo sexo mediante el voto popular. Han tenido que pasar varias décadas. La noticia ya la conocen: un 62% votó a favor del sí y un 36% se inclinó por el no. La participación fue alta debido a la acción de las nuevas generaciones, protagonistas del cambio. Habitantes de la isla y jóvenes fuera de ella acudieron a las urnas. Lo cual indica que ya no estamos en aquella Irlanda conformista, pasiva y clerical de otros tiempo. Han pasado acontecimientos importantes en la República de Irlanda. La paz entre católicos y protestantes. La entrada en el Mercado Común y su política industrial que ha sacado a la isla de sus famosas hambres muy bien descritas por los escritores de la tierra. Si ustedes quieren analizar la relación entre política y literatura lean a los cuatro o cinco Premios Nobel irlandeses.
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