El domingo iniciamos una saludable subida al Faro de Cabo de Gata visitando también algunas de esas calas naturales que caracterizan a estos espectaculares paisajes de nuestro litoral almeriense.
Cuando bajamos, nos detenemos en la barriada de La Fabriquilla y preguntamos a la tropa diaria que visita estos parajes (agentes medioambientales, policía local y autonómica, autoridad portuaria, empleados del servicio de Costas y Guardia Civil) por las causas del pésimo estado de esta barriada, paraíso para el turismo, y la respuesta de todos y cada uno de ellos es muy similar: no es de mi competencia.
Y, queridos amigos, siempre tenemos la misma canción y eso nos lleva a la conclusión de que la Administración es inoperante y de que estamos gobernados por auténticos incompetentes incapaces ni siquiera de copiar la magnífica gestión que se observa en otros Parques Naturales de nuestra querida España. Cuando vamos regresando del paseo encontramos, en el famoso y emblemático Bar La Estrella, a dos agentes de la Guardia Civil que con sus respectivas familias disfrutan de unas merecidas vacaciones junto a la playa.
Nos quedamos perplejos cuando le hablan de la carencia de medios con que cuentan en una zona muy amplia para vigilar y muy despoblada a partir de otoño con la consiguiente inseguridad para las viviendas y escasos vecinos de este área.
Los civiles del Cabo de Gata no dan abasto para vigilar una zona de influencia amplísima hasta tal punto de que si se les llama para atender una urgencia en el núcleo de El Barranquete, pongamos por caso, que está a unos 15 Km del Cabo pues se queda desguarnecida esta zona de Las Salinas, Almadraba y Fabriquilla. Dejamos a los agentes del orden y encontramos un atasco dominguero en La Fabriquilla con contenedores llenos de basura por fuera y por dentro y un olor insoportable e impropio de un espacio que es Parque Natural.
Rodeados de caravanas, que siguen utilizando La Fabriquilla como acampada libre impidiendo la contemplación del mar, vemos a mucha gente de la playa subiendo a las calles y descampados para hacer sus necesidades junto a las viviendas como consecuencia de la falta de servicios.
Encima, el Ayuntamiento no fumiga ni limpia los solares, los bancos con los respaldos y asientos hechos pedazos y las plazas con los pivotes rotos, invadidas por los vehículos, maceteros sin macetas, no existen papeleras, el asfalto levantado, los pasos de peatones ni se ven, agujeros en las calles, el campo de fútbol se ha convertido en un solar ¡Increíble, verdad! ¡Y eso que La Fabriquilla pertenece a dos Ayuntamientos: Almería y Níjar!
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Pedro Mena Enciso